Un conflicto histórico con los cultivadores de arroz en Camboya provocó que el cocodrilo siamés de la región estuviera a punto de extinguirse, la pelea por los humedales, la caza furtiva, la pesca y el mercado ilegal de productos derivados de la piel de estos reptiles, son los factores para que esta especie tuviera que emprender una lucha entre la vida y la muerte.
De acuerdo con estadísticas de Crocodile Specialist Group, asociación a favor de velar por la protección y preservación de estas especies, de los 24 tipos de cocodrilos que hay en todo el mundo, siete se encuentran en peligro crítico de extinción en la “Lista Roja” de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
El cocodrilo siamés podría tener un giro en la historia y evitar la extinción podría convertirse en uno de los acontecimientos más importantes de los últimos años, salvar a esta especie que estaba al borde de la extinción ha representado un largo trabajo para los conservacionistas, gobiernos locales y ONG’s.
Pablo Sinovas, director del programa Camboya de Fauna and Flora International, aseguró en entrevista para National Geographic que si bien hay avances en la conservación del cocodrilo siamés, aún hace falta mucho camino para hacer de este el de “mayor éxito de la historia de la conservación” en el país africano.
En lo que va del 2022, organizaciones enfocadas en la preservación de este animal salvaje han comenzado a reintroducirlos en la naturaleza, esto gracias a los avances en las pruebas genéticas que les permiten identificar a los cocodrilos aptos para ser liberados, explica Stefan Lovgren, redactor de la revista estadounidense.
A pesar de que la población de cocodrilos siameses en Camboya se ha mantenido estable en los últimos años, existe una preocupación en cuanto a la supervivencia a largo plazo de estos especímenes.
Un animal que vive “en paz” con los humanos
Los cocodrilos siameses se han reintegrado en algunos pequeños poblados al norte y sur de Camboya, lo que ha orillado a la convivencia de estos animales con las personas nativas. Esto ha generado incertidumbre en las personas, ante la falsa idea de que es una de las especies más peligrosas que hay en el mundo.
La conservacionista, Jennifer C. Daltry, aclaró en su estudio “Estado, distribución y ecología del cocodrilo siamés en Camboya” publicado en 2015 en la revista Cambodian Journal of Natural History, que no se encontró evidencia científica o pruebas de que los cocodrilos estén atacando a las personas que viven en estos lugares
“Las liberaciones de prueba desde 2012 indican que los cocodrilos criados en cautiverio podrían ayudar a repoblar y reforzar las poblaciones silvestres”, explicó la integrante de Fauna and Flora International.
Jennifer Daltry explicó que esto ha sido posible por los esfuerzos que han realizado tanto las poblaciones y gobierno locales, así como las ONG’s que permiten que esta especie que se encontraba hace algunos años en peligro crítico de extinción, hoy se recupere de manera gradual.
Un ejercicio simbólico
Con el paso del tiempo la población ha comenzado a aceptar la liberación del Crocodylus simanesis, e incluso se han sumado a las labores de protección por medio de patrullajes que buscan evitar que se mantenga la caza furtiva, la pesca ilegal y la destrucción del hábitat, explicó Stefan Lovgren, periodista y colaborador de National Geographic.
Pablo Sinovas consideró que se necesita hacer una búsqueda más amplia para conservar al cocodrilo siamés, el cual históricamente ha formado parte del paisaje del país africano. La supervivencia de este animal no solo se debe a una necesidad ecológica, sino “un imperativo simbólico si tenemos alguna esperanza de preservar la naturaleza en la Tierra”, aseveró.
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