Los perros, esos fieles compañeros, tienen la característica de ser rutinarios y generar hábitos muy difíciles de cambiar. Cada uno tiene sus costumbres, sus formas características y sus rutinas.
Con el paso del tiempo, con la edad, pueden ir dejando pistas, teniendo algunas actitudes diferentes, atípicas, que hacen sonar las alarmas de los tutores de que algo anormal puede estar sucediendo con ellos. Por ejemplo, algunos animales pueden perderse o desorientarse incluso dentro de la misma casa donde vivieron siempre.
La pérdida de memoria y el deterioro cognitivo son bastante comunes en los perros que envejecen y estos signos se manifiestan de manera muy similar en los seres humanos. Los perros pueden experimentar lo que se denomina como síndrome de disfunción cognitiva senil (SDCS) algo así como el Alzheimer de los perros o una de las manifestaciones de la demencia senil.
Los signos más comunes, además de la pérdida de memoria y el ostensible deterioro cognitivo pueden ser, por un lado, la alteración del ritmo de sueño y vigilia. El perro que dormía de noche ahora está despierto durante la noche y durante el día duerme todo el día. Altera su ritmo y también es el perro que a las 2-3 de la mañana gime mirando a la nada misma
Otro signo puede ser la pérdida de la conciencia espacial (¿dónde estoy?) y la aparición de comportamientos sociales nuevos y distintos inclusive contrarios a los habituales en el animal en cuestión. Como por ejemplo cuando el animal orina y defeca dónde antes no lo hacía, se olvidó de lo educativo, se olvidó de lo que había aprendido y entonces, al olvidarse, lo que había aprendido relaja y descartando las cuestiones orgánicas, orina y defeca sin la contención de los frenos inhibitorios.
El SDCS es una enfermedad neurodegenerativa progresiva y crónica que afecta la capacidad de los perros mayores de juntar la información, de procesarla, de entenderla y sobre todo de tomar decisiones acordes a ella. El diagnóstico es una tarea difícil, pero posible.
Lamentablemente los tutores no suelen percatarse de la magnitud de los cambios de comportamiento de su animal, creyéndolos normales para la edad, haciéndolo recién cuando se convierten en problemáticos para su vida cotidiana. Las probabilidades de padecer el SDCS aumentan en más de la mitad por cada año de vida del perro.
En los perros que padecen esta enfermedad neurodegenerativa se puede ver que aumenta el apego, volviendo a los animales dependientes, demandando contacto y atención constante. También pueden volverse más irritables y tornarse más violentos y problemáticos que lo habitual. Se desarrolla un cambio de carácter, el perro que era gruñón pasa a ser más tranquilo, más pasivo, y el perro que era afable pasa a tener ciertas rabietas de gruñón.
Otro de los factores a considerar es la desorientación. Los animales afectados se quedan mirando un punto fijo o caminan sin rumbo. Los casos más graves pueden llegar incluso hasta olvidar incluso donde tienen la comida o el camino de regreso a la casa durante un paseo.
Algunos animales adquieren fobias, siendo la más común la fobia a las tormentas, la pirotecnia sonora y al ruido de los vehículos en marcha. También ocurre una disminución de la memoria. En mascotas entrenadas para realizar trabajos o simples trucos, disminuye la capacidad para responder a esas órdenes.
*El Profesor Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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