El cambio climático está alterando el esperma de las ardillas: se descubrió que los animales de las praderas canadienses que salieron de la hibernación durante inviernos inusualmente cálidos “disparaban en blanco”.
Este hallazgo llevó a un equipo de investigadores de la Universidad de Manitoba a examinar las ardillas de los países africanos más cálidos, en las que se determinó que les crecían patas más grandes debido al calentamiento del planeta.
Los cambios entre las ardillas, aunque considerados “no letales”, son señales de advertencia de consecuencias más considerables que podrían estar por venir y poner en peligro ecosistemas enteros.
Los investigadores explicaron que este “estudio se suma a la creciente cantidad de trabajos que señala que las morfologías de estos animales están modificándose en respuesta a las cambiantes condiciones climáticas, aunque queda por ver si estas variaciones son adaptativas”.
Jane Waterman, directora del Laboratorio de Investigación Evolutiva, Ecológica y del Comportamiento de la Universidad de Michigan, declaró: “Nuestro estudio, y los de muchos otros, nos muestran que la naturaleza, en algunos casos, puede responder rápidamente a los rápidos cambios ambientales”.
“Los humanos -continuó- debemos ser conscientes de todos los efectos del cambio climático, incluso de los ‘pequeños’, para poder responder con medidas deliberadas y rápidas cuando sea necesario”.
En el caso del esperma alterado, el equipo estudió las ardillas de tierra de Richard en Canadá y descubrió que el problema aparecía porque los animales terminaban antes la hibernación debido a las temperaturas más cálidas de lo normal.
Aunque la calidad y la cantidad de espermatozoides de las ardillas mermaba, el equipo no registró ningún descenso en el número de crías nacidas durante ese tiempo. “Podríamos haber tenido un año sin tantos jóvenes”, dijo Warrington en una entrevista con CTV News.
Sin embargo, este descubrimiento llevó a los investigadores a fijarse en las ardillas terrestres africanas de las praderas sudafricanas. El equipo observó cómo respondían estas ardillas al aumento de la temperatura ambiente.
En las observaciones, que los investigadores calificaron de “asombrosas”, descubrieron que a medida que las temperaturas máximas en la reserva natural aumentaron más de 1,5 grados Fahrenheit, el tamaño relativo de las patas de las ardillas de tierra aumentó.
El aspecto interesante era que el cuerpo de los animales se hacía más pequeño a pesar de que sus patas crecían. Según los investigadores, parece que las ardillas de tierra sudafricanas responden al calentamiento del clima cambiando de forma.
“Estas patas proporcionalmente más grandes pueden ayudar a las ardillas terrestres a refrescarse, ya que les permiten desprenderse del calor más rápidamente que las ardillas con patas más pequeñas”, explicó Warrington. Y agregó: “Del mismo modo, se prevé que los cuerpos más pequeños ayuden a los animales a deshacerse del calor a mayor velocidad que los de mayor tamaño”.
Para el experto, “este resultado sugiere que los cuerpos de las ardillas de tierra pueden estar cambiando en respuesta al mayor estrés térmico que estos animales están experimentando en los últimos años”.
La respuesta de los animales al aumento de las temperaturas no es del todo inesperada. Sin embargo, los cambios en la forma de los animales en respuesta al cambio climático pueden tener consecuencias de mayor alcance que la estética externa.
Si el cuerpo está modificándose, ¿qué más está cambiando? “También nos gustaría estudiar los cambios internos, como los efectos del estrés y las hormonas, así como el efecto en el comportamiento”, remarcó Waterman.
“Las ardillas de tierra del Cabo son especies muy sociales, y los cambios en sus cuerpos y comportamientos pueden afectar a su funcionamiento como especie social, lo que a su vez puede afectar a su supervivencia y reproducción”, detalló.
Según la especialista, “las ardillas de tierra del Cabo son ingenieras del ecosistema”. Su afirmación se refiere a cómo cambian la vegetación alrededor de sus madrigueras y aumentan la biodiversidad de las praderas.
“Los cambios en el tamaño de su cuerpo y en su comportamiento pueden tener consecuencias para la biodiversidad de los pastizales templados, uno de los ecosistemas más amenazados del planeta”, prosiguió.
Las imágenes que aparecen cuando se habla del cambio climático suelen ser incendios forestales que arrasan los bosques, granjas azotadas por la sequía e inundaciones que asolan las ciudades, pero el nuevo estudio pretende arrojar luz sobre los cambios no tan perceptibles.
Sin embargo, estos “efectos no mortales”, como la alteración del esperma de las ardillas, pueden tener a largo plazo un gran impacto en la salud y la resistencia de la fauna y sus ecosistemas.
Seguir leyendo: