La destrucción de los hábitats naturales, el comercio ilegal de especies, la caza furtiva desmedida y la urbanización son las principales causas por las que una especie entra a la lista “en peligro de extinción” y, en el peor de los casos, se dé su desaparición completa de la faz de la tierra.
De acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), en su reporte de 2021, en ese año entraron a esta lista 5.200 especies en distintos niveles de extinción, siendo los peces quienes dominan el catálogo con el 34% de los ejemplares, mientras que los mamíferos representan un cuarto de los integrantes.
Hasta el momento la organización internacional ha evaluado a 142.500 animales, de los cuales el 28 por ciento se encuentran en la lista roja, y estiman llegar a las 160.000 especies evaluadas en los próximos años.
Determinar que un animal se encuentre o no en peligro de extinción requiere una larga evaluación que incluye décadas de estudio y observación mientras exista en el ecosistema.
Si bien la UICN es la organización central que realiza este tipo de estudios, la misma asociación establece que cualquier especialista que cuente con los conocimientos necesarios puede realizar los estudios, no obstante, tienen que entrar a un proceso de “aprobación” durante la fase final.
No hay parámetros de tiempo
Existen casos de animales que llegan a “desaparecer” hasta por siglo y medio, por ejemplo, en semanas recientes se registró el descubrimiento de una paloma faisán de nuca negra en Papúa Nueva Guinea.
Esta ave no había sido vista en los últimos 140 años, por lo que la expedición en donde consiguieron verla de nuevo fue significado de una gran fiesta para el mundo científico.
Un caso parecido es el de la musaraña, una especie que entre 1890 y 1970 no se encontró ningún ejemplar a nivel mundial, sin embargo en los últimos años del Siglo XX tres ejemplares fueron atrapados para procurar su existencia.
Con motivo de estos casos excepcionales es por la que debe de haber un largo estudio de los animales que vayan a formar parte de la Lista Roja de Especies en Peligro de Extinción, puesto que no se debe a una cuestión de tiempo, sino a una enorme cantidad de variables que influyen en su desaparición.
El proceso para integrar a un animal a la lista consta de cinco pasos, en donde se utilizan diferentes modelos matemáticos para calcular los ejemplares que hay en el mundo, tras la evaluación de los resultados un grupo de expertos determina si se le integra o no a la lista.
Una gran red de especialistas
El porcentaje estimado de reducción en la población de los animales en peligro de extinción determinará si está “en peligro” (cuando el 70 por ciento de la población se reduce en la última década) o “en peligro crítico” (cuando solo queda un 10% o menos de la población).
El director de la UICN, Craig Hilton-Taylor, comentó en entrevista para la BBC que realizar este proceso requiere de una larga red de especialistas, profesionales e incluso de aficionados que captan especies en el medio ambiente para recabar desde estadísticas hasta material audiovisual.
La Lista Roja de Especies Amenazadas se estableció en 1964 y se convirtió en la principal fuente de información a nivel mundial sobre el estado de extinción global de plantas, hongos y animales, por lo que se ha convertido en una aliada importante para la preservación de la naturaleza.
La organización internacional realiza constantes reevaluaciones de las especies para tener un control y analizar si los programas realizados con los gobiernos internacionales han funcionado para la preservación de la flora y fauna.
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