Tras varios años de estudio, la ciencia identificó que la domesticación de los lobos en Europa se dio al menos hace 14.000 años, después de que fueran descubiertos los restos de una mujer, un hombre y un cachorro de perro cerca de la ciudad alemana de Bonn. No obstante, antropólogos españoles encontraron que los perros-lobo habrían convivido con humanos 3.000 años antes de lo pensado.
El perro fue el primer animal domesticado por el hombre, este proceso se dividió en dos etapas, cuando la versión primitiva del lobo tuvo que adaptarse a la convivencia con los humanos y la última donde se dividieron en distintas razas con diferentes tipos de habilidades y morfología.
En el estudio “El perro doméstico que vivió hace 17.000 años en el yacimiento del Magdaleniense Inferior de Erralla”, publicado por la revista científica Journal of Archeological Science, Monserrat Hervella y Asier San-Juan-Nó, integrantes del departamento de Antropología de la Universidad del País Vasco, revelaron que hay un registro más antiguo del primer perro “amaestrado” en Europa.
A través del estudio del húmero de un canino del Magdaleniense Inferior, el cual fue recuperado durante las excavaciones arqueológicas encabezadas por Jesús Altuna en 1985 en la cueva de Erralla en el País Vasco, confirmaron que el hueso pertenecía a un Canis Lupus Familiaris (Perro doméstico) y no de un Cuon alpinus, un perro salvaje proveniente de Asia.
“Los restos arqueológicos más antiguos de perros claramente domesticados se encuentran en bordes distantes de Eurasia. Vivieron en Europa durante el Magdaleniense (15.114-14.237 a.C.) y el Epigravetiense (14.372-13.758 a.C.)”, especificaron los investigadores.
Un gran paso para el estudio histórico
Los antropólogos también confirmaron que dentro de los análisis realizados a los diferentes restos óseos, se encontró que había más de un perro domesticado.
“El análisis directo del perro de Errolla en el contexto de los perros del Paleolítico Superior y Epipaleolitica, indica que es la pieza más antigua que se ha encontrado hasta la fecha”, comentaron los arqueólogos en su estudio publicado el 1 de diciembre.
Este descubrimiento representa un gran paso para contextualizar el momento en el que los humanos y los caninos comenzaron a compartir espacios.
“Estos resultados plantean la posibilidad de que la domesticación del lobo se produjera antes de lo dicho hasta ahora, al menos en Europa occidental, donde la interacción de los cazadores-recolectores con especie silvestres, como el lobo, pudo verse potenciada en zonas de refugio glaciar”, aunó Concepción de la Rúa, coautora del estudio.
Una doble domesticación
El estudio de la relación entre los humanos y los perros es de las más difíciles que ha enfrentado la ciencia ante la profunda división que hay entre las poblaciones de lobos-perro salvajes de hace milenios y perro domesticado actual.
Los primeros registros indican que la domesticación de los lobos se dio de manera geográfica en el oriente de Asia y la Eurasia occidental, por lo que su domesticación se dio “a partir de dos poblaciones de lobos separadas en ambos lados del Viejo Mundo”, indicaron Laurent Frantz, Greger Larson y Daniel G. Bradley, principales autores del artículo “La evidencia genómica y arqueológica sugiere un origen dual de los perros domésticos”, publicado en la revista científica Science en 2016.
De acuerdo con los investigadores, el análisis de ADN mitocondrial antiguo y moderno revela que hay una discontinuidad en las frecuencias de los marcadores genéticos lo que sugiere que los perros fueron domesticados de manera independiente en ambas regiones.
Los perros que llegaron al “Viejo Continente” fueron resultado de la migración de las tribus asiáticas hacia la Europa occidental en búsqueda de tierras fértiles para las plantaciones y la cría de ganado. Las habilidades y fuerza que demostraron los perros fue de gran interés para las personas, puesto que podrían ser utilizados para labores de seguridad.
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