Tener un ave representa una gran responsabilidad, debido a que necesitan un espacio seguro, volar de manera libre por cierta cantidad de tiempo y uno o varios compañeros para evitar que caigan en una tristeza profunda.
Estudios han demostrado que las aves presentan problemas de salud —a nivel físico como psicológico—, cuando viven la mayor parte del tiempo enjauladas o en espacios pequeños.
La organización sin fines de lucro Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA) estima que existen 20 millones de aves enjauladas en hogares de Estados Unidos; las cuales sufren las consecuencias de vivir en cautiverio y generalmente no logran desarrollarse de manera natural.
“Las aves en cautiverio rara vez obtienen compañía de la misma especie o la estimulación mental que necesitan y los comportamientos normales de las aves”, describió la organización.
Por estos motivos, es necesario el adaptar ciertos espacios de la casa para que las aves puedan desarrollarse de manera libre y sana.
El acompañamiento es la clave
La soledad es una circunstancia que afecta en gran medida a esta especie, la mayoría de estos animales crecieron en una parvada, volando libremente por diferentes partes del mundo, y el proceso antes de llegar a una casa suele ser muy duro para ellos.
Ante esta situación, PETA recomienda tener más de un ave, ya sea de la misma especie o similar para que se hagan compañía. Sin embargo, si ya tuviste demasiado tiempo a una sola, es necesario llevar un procedimiento de “presentación”.
Antes de que una nueva especie se una al grupo, deberá ser checada por un médico para verificar que esté sano y libre de enfermedades, especificó la organización internacional.
“Coloque su jaula dentro o al lado del recinto de vuelo más grande para que las aves puedan verse en contacto directo entre sí”, aunó la organización. En caso de que la convivencia sea sana y sin altercados, la unión del grupo se puede dar de manera paulatina.
Un trauma parecido al de los prisioneros de guerra
Gay Bradshaw, especialista en psicología y ecología, estableció que los loros y cualquier ave que se encuentre en cautiverio dentro de sus jaulas por demasiado tiempo “presentan un trastorno de estrés postraumático”, lo que genera irritación, arranques de ira y tristeza persistente.
La doctora descubrió en un estudio de caso realizado en Minnesota que un loro presentó síntomas parecidos al de los prisioneros de guerra después de vivir con unos cuidadores muy inestables.
Por el estrés, la ansiedad o la tristeza profunda que pueden presentar las aves por vivir enjauladas, se les debe de adaptar un espacio mucho más grande donde puedan volar de manera libre y acompañadas por su parvada.
“Una habitación a prueba de pájaros, sin ventiladores de techo, ni otros peligros para las aves. Incluya un ‘gimnasio’ para pájaros o ramas de árboles no venenosas. Números juguetes para masticar y las estimulen intelectualmente”, son algunas de las recomendaciones que da PETA para la adaptación de espacios para estas especies.
Una dieta balanceada y específica
Se tiene la creencia de que las aves domésticas solo deben de comer semillas, no obstante tienen que comer todo tipo de nutrientes provenientes de las frutas y verduras. Por lo que es recomendable investigar cuál es la dieta adecuada para tu ave.
La desnutrición representa el 90 por ciento de los problemas de salud de las aves domésticas. La Organización No Gubernamental, Avetropic, dedicada a la protección y cuidado de las aves de hogar, ha insistido sobre la importancia de controlar la cantidad de alimento que se le ofrece a estos animales.
Las aves “no tienen un criterio nutricional que les permita seleccionar los alimentos que necesitan en las cantidades apropiadas”, especificó la organización en sus redes sociales; por lo que identificar cuales son las necesidades de tu mascota, es necesario para mejorar su calidad de vida.
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