Sin duda resulta curioso y difícil de comprender, si no mediara un análisis previo, que pintar ojos en las ancas de las vacas haya disminuido la acción predatoria ejercida sobre ellas por parte de sus enemigos naturales, en este caso los leones.
Un antecedente muy interesante a este caso puntual de las vacas, ocurrió en una comunidad de la India, en territorio del tigre como predador del ganado y atacante de seres humanos, sobre todo de cultivadores. En aquel caso, el uso de caretas colocada al revés, es decir con los ojos hacia atrás, disminuyó ostensiblemente el número de ataques a los cultivadores por parte de los tigres.
A priori, la teoría sería que los predadores reconocerían a los ojos como una característica de la frontalidad y frente a ella tendrían una menor probabilidad de éxito en su ataque predatorio.
La teoría puede sonar a locura al sostener que unos simples ojos pintados en los traseros de las vacas africanas ahuyentaran a los depredadores, pero un reciente estudio parece haber confirmado el resultado positivo que pocos podían pensar.
Un grupo de investigadores australianos utilizando lo que ellos denominan como “técnica del ojo de vaca” han conseguido evitar el ataque indiscriminado de depredadores contra el ganado. Este método es más humano y ecológico que los cercos y vallados o la persecución para matar a los animales carnívoros evitando que acaben con ejemplares bovinos.
La técnica del ojo de vaca es una herramienta muy ingeniosa y que abre una perspectiva asombrosa en el campo de la conducta de los animales evitando, de algún modo, el conflicto entre el ganado y sus predadores carnívoros.
Este acercamiento simple, de bajo costo y no letal quizás pueda permitir la coexistencia del medio natural y sus animales con la ganadería que ha recibido un gran azote en los últimos años en ciertas zonas africanas.
Durante el estudio desarrollado durante tres años en en el delta del Okavango, ubicado en Botswana, ningún ejemplar de los más de 600 con ojos pintados en sus nalgas fue atacado, mientras que muchos sin marcas o con otras marcas diferentes si lo fueron.
Se creería que añadir estos ojos en la parte trasera despista a los carnívoros que buscan comida, dado que creen que están siendo observados, con menor probabilidad de éxito, lo que los impulsa a cambiar de estrategia, acercándose al ganado que no estaba marcado. Sin embargo, la gran duda, es si este método funcionará cuando no haya ganado sin marcar con ojos.
En ese momento, la adaptación podría convertirse en un problema clave si los carnívoros que se encuentren de manera frecuente con estos ojos en las nalgas de las vacas se acostumbran a ello, no respetándolos.
*El Profesor Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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