Sofisticado, elegante y misterioso. Con todos esos adjetivos y muchos más, el gato ha transitado la historia reciente —y no tanto— de la humanidad rodeado de un halo de secreto e intriga que lo transforma en el más enigmático de los animales de compañía. De esta forma, se ha ganado la preferencia y el corazón de muchos tutores humanos. Por todo ello, vale la pena conocer algunos datos curiosos y exclusivos sobre ellos para, entre otras cosas, comprender mejor su particular comportamiento.
Los gatos viven junto a los seres humanos desde hace miles de años, acompañándolos en las civilizaciones más antiguas y remotas. Las más serias evidencias científicas lo sitúan por lo menos hace seis mil años en un lugar preponderante dentro de las viejas sociedades. Sin duda alguna, la domesticación de estos felinos estuvo generada por la gran habilidad que tienen para cazar roedores y otras plagas. De este modo, han liberado históricamente de alimañas a las cosechas y fueron descubiertos así como un excelente recurso para eliminarlas y controlarlas.
¿Cómo se descubrió este rasgo salvador? El hallazgo de huesos de gatos en depósitos de granos junto a restos de roedores permitió deducir su rol en el control de plagas a efectos de salvar las cosechas. Estos huesos, que fueron hallados en China, datan de unos 5.300 años y permitieron comprender que estos animales ayudaron a los habitantes con este grave problema al cazar a los ratones.
En segundo término, los gatos están entre las especias más emblemáticas del arte y de la cultura del antiguo Egipto. Los egipcios admiraban a los gatos ya que, según ellos, combinaban gracia, fecundidad y mansedumbre, con agresividad, agilidad y peligro. Además, estos individuos respetaban mucho a estos ejemplares y creían que ciertas deidades, representadas con rasgos felinos, compartían cualidades de carácter con esos animales. No por nada, Bastet, la diosa de la fertilidad de aspecto felino, recibía sus ofrendas como un pedido de salud e hijos o de vida y protección.
Por otro lado, el estudio del comportamiento de animales domésticos demuestra que los gatos crearon y aprendieron a usar un sonido específico para vincularse con sus compañeros humanos. Estos adorables animalitos usan una combinación puntual de maullidos y de ronroneos para comunicarse con sus tutores, generalmente demandando algo en especial. De hecho, la mayoría de las veces piden comida.
Quizás esta vocalización podría estar activando la respuesta natural del ser humano al llanto de un bebé, porque el maullido del gato tiene una frecuencia similar. Otra increíble curiosidad de los gatos es su parpadeo lento que sería el equivalente a nuestra sonrisa. Se ha descubierto que la acción de cerrar los ojos lentamente —como haciendo “ojitos”— permite construir una relación amistosa con los felinos. Todo indica, entonces, que el parpadeo lento de un gato imita lo que se conoce como la sonrisa entre los seres humanos y ayuda, así, a formar un vínculo entre los animales y sus tutores más cercanos.
De todas maneras, aunque este lazo sea sentimental y especial, hay que comprender que a los gatos no les gusta que los tengan en brazos ni que los abracen, aunque unos pocos se acostumbren y pueden llegar a tolerarlo. Es que, en general, no les resulta placentera esta posición porque se sienten vulnerables y atrapados, devolviendo actitudes de descontento ante nuestras sinceras y efusivas muestras de cariño.
*El Profesor Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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