Quizás una de las preguntas más frecuentes y de las aseveraciones populares más importantes con respecto al perro y al gato, es que el gato es mucho más limpio que el perro.
Y vos sabés que, si bien la conclusión es cierta, las causas no son por una cuestión de que el gato es más limpio que el perro. El gato tiene un instinto más marcado para esconder su orina y materia fecal.
Y luego, es algo pautado que un gatito de 50 días, si vos lo ponés en el porcelanato de una cocina y le das una bandeja con piedritas que pueda enterrar su orina y materia fecal, ese instinto, ese comportamiento innato tan marcado que tiene de enterrar todas sus excrecencias, lo va a hacer ir al único lugar donde tiene posibilidad de enterrarlo. ¿Y por qué no el perro? Porque el perro no entierra.
Cuando el perro hace las patas para atrás, lo que está haciendo es marcar su territorio con las glándulas sudoríparas de sus pulpejos. Está diciendo, “acá estoy yo”. Y más aún te diría, la coprofagia, el comer caca del perro tiene que ver con dejar solo los rastros que me identifican plenamente y cuando yo quiero.
Cuando no quiero, no dejo rastros para que no me persigan mis competidores o aquellos que puedan someterlo a una predación.
Por lo tanto, el gato no es más limpio que el perro, en todo caso, las circunstancias posmodernas, la bandeja que es el elemento posmoderno más importante incorporado al ambiente de los animales de compañía, es la que determina que el gato, técnicamente como conclusión, sea más limpio que el perro.
El cepillado del gato
El cepillado con la lengua tiene un efecto relajante y mejora su circulación sanguínea en los gatos. La lengua de los felinos está cubierta de pequeñas espinas puntiagudas que cumplen un papel muy importante durante el aseo. En cada una de las papilas gustativas de la lengua hay una cavidad interna que junta la saliva y al lamerse el gato la distribuye en el pelaje. La lengua deposita casi la mitad de la saliva en el pelaje.
Esta verdadera mojadura, además del aseo y peinado que produce, sirve para regular la temperatura, ya que los gatos carecen de glándulas sudoríparas en el cuerpo y suplen de esa manera al sudor de otros animales, logrando que el calor específico del agua capture el calor refrescando al cuerpo.
El lamido funciona también como un ejercicio pasivo que ayuda a mejorar la circulación sanguínea y a esparcir el sebo en el pelaje
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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