El juego como lo conocemos comúnmente ha sido observado en el mundo animal desde finales del Siglo XIX, el filósofo y psicólogo alemán Karl Groos fue el primero en registrarlo de manera científica en su libro “El juego en los animales”, donde consideró que este tipo de actividades contribuyen al desarrollo y mantenimiento de capacidades cognitivas en estas especies.
Con el pasar de los años, otros científicos han estudiado este aspecto en diferentes grupos, especialmente en los mamíferos, sin embargo, analizarlo en otros animales ha resultado un reto para la ciencia.
En un estudio realizado por Hiruni Samadi Galapayage y Amelia Kowaleska, de la Universidad de Queen Mary en Londres; Kaarle Mäkelä de la Universidad de Oulu, en Finlandia, HaDi MaBouDi y Lars Chtika del Departamento de Ciencias de la Computación de la Universidad de Sheffield, demostró que los abejorros pueden jugar solo para divertirse.
El artículo titulado “¿Los abejorros pueden jugar?” publicado en la revista científica Animal Behaviour, de la editorial académica neerlandesa Elsevier, demostró que estos insectos son capaces de jugar con pelotas de madera, las cuales las hacían rodar y trasladaban de un lugar a otro sin un patrón definido.
“El equipo observó que los abejorros a menudo hacían rodar pelotas sin ningún tipo de beneficio aparente”, detallan en la investigación los especialistas. Su experimento estuvo basado en uno que se realizó en 2017 donde las abejas tenían que hacer rodar pelotas para obtener una recompensa, algo similar a lo que pasa durante el adiestramiento de los perros.
Así jugaron las abejas
Dos cajas enlazadas por un túnel fue el espacio en donde se introdujeron las abejas. En uno los “cuartos” se encontraban 18 pelotas de madera de diferentes colores (amarillo, morado y café) las cuales podrían ser ignoradas por los insectos. Sin embargo, con el paso de los días, descubrieron que las abejas comenzaron a agarrar los objetos sin distinción y las trasladaban de un punto a otro.
“Las abejas hicieron rodar las bolas de colores. Esta actividad no resultó en una función inmediata aparente, como obtener comida; sin embargo, las repetidas interacciones de las abejas con las pelotas sugieren que el comportamiento fue gratificante”, describieron los especialistas a la acción de “jugar” por parte de estos insectos.
Los 45 abejorros registraron un total de 910 acciones relacionadas con las pelotas; en el canal de YouTube de uno de los investigadores principales, Hiruni Samadi, se logra apreciar como el grupo de abejas comienzan a mover las diferentes pelotas en el espacio donde fueron introducidas.
También pasan por distintos estados de ánimo
Un estudio publicado en 2017 para la revista Science demostró que las abejas tienen estados de ánimo positivos, esto después de exponer a un grupo de esta especie a la dopamina, una sustancia que causa sensaciones placenteras y de relajación.
Lars Chitka, quien también participó en esta investigación hace cinco años, dijo en su momento que este hallazgo “presenta una nueva oportunidad para comprender los elementos neurales fundamentales de las emociones y pueden alterar la visión de cómo las emociones afectan la toma de decisiones en los animales”.
Con base en esto, el estudio mencionado al principio de la nota consideró que los abejorros demostraron un sentimiento placentero, al ser uno de los estados fuertemente relacionados con el juego. “Si los abejorros muestran un comportamiento similar al de un juego, esto tiene implicaciones para nuestra comprensión de las dimensiones de la sensibilidad de los insectos”, comentaron en la publicación.
Para futuras investigaciones en el área, los especialistas sugieren que se podría explorar las ventajas que tienen este tipo de actividades en los insectos, sobre todo para el desarrollo de actividades motrices y en su cerebro.
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