Aunque el sargento Stubby pasó a la historia como el perro más condecorado de la Gran Guerra y el terranova Gander fue premiado con la medalla Dickin por sacrificarse para salvar a su batallón, ninguno de estos héroes caninos logró convertirse en un símbolo de libertad como sí lo hizo Bamse, un san bernardo que formó parte de la armada noruega durante la Segunda Guerra Mundial.
La historia de Bamse (traducido cómo “oso de peluche”) comenzó en 1937, cuando fue adoptado por la familia del capitán Erling Hafto, que vivía en la ciudad de Honningsvag, en Noruega.
El can, cariñoso desde cachorro, demostró su cualidad como protector luego de que Vigdis Hafto, la hija menor de la familia, enfermara, permaneciendo en cama junto a ella por 12 días y sólo permitiendo que el médico y su madre se le acercaran.
El san bernardo probó la vida de marinero desde que era cachorro, pues gustaba de acompañar al capitán Hafto cada que éste tenía una misión en su barco ballenero.
En 1940, luego de que estallara la Segunda Guerra Mundial, la vida del perro daría un giro de 180 grados, pues el barco HNoMS Thorodd que manejaba el capitán fue requisado para formar parte de la Marina Real Noruega para servir como patrullero y dragaminas.
Cuando el rey Haakon VII de Noruega tuvo que escapar de las tropas alemanas, Bamse estaba a bordo del HMS Thorodd, uno de los 13 buques que escoltaron al monarca fuera del país. Ya en Escocia, el general Hafto se negó a despedirse de su perro e hizo de Bamse un marinero más.
Pacificador en tiempos de guerra
Según se cuenta en el sitio web de la copa anual de Bamse, el papel del can era ser un verdadero pacificador: cuando los miembros de la tripulación estaban a punto de comenzar una pelea, el perro se paraba sobre sus patas traseras y empujaba a los marineros por los hombros para evitar que llegaran a los golpes.
Además, tenía su propio casco de acero para las ocasiones en las que le tocaba montar guardia en la torre de armas. Cuando se mareaba, entraba sigilosamente a la cabina en espera de que algún marinero le brindara consuelo.
Otra de las historias que también lo hicieron famoso fue cuando salvó al teniente comandante de la tripulación, Olav August Johan Nielsen, quien caminando por un muelle fue atacado por un hombre armado con un cuchillo; sin dudarlo, Bamse usó sus más de 80 kilogramos de peso para empujar al atacante hasta hacerlo caer al agua.
Otro de los momentos heroicos fue cuando uno de los marineros cayó por la borda sin que el resto de la tripulación lo notara excepto Bamse, quien saltó al agua de inmediato para lograr poner al hombre a flote hasta que la tripulación notó lo que pasaba tras escuchar los ladridos.
Se dice que fue debido a estas dos hazañas que el perro fue elegido como la mascota oficial de la Marina Real Noruega y más tarde de las Fuerzas Noruegas Libres.
Bamse también sabía tomar el autobús sin supervisión humana al portar un pase especial en su cuello; cuando los marineros estaban de permiso sabía que podía encontrarlos en algún bar y los arrastraba de regreso al puerto antes del toque de queda.
En su papel como perro pacífico y amistoso que tranquilizaba a la tropa, se convertía en el portero cuando sus compañeros jugaban fútbol.
Un día el san bernardo llegó manchado de polvo de carbón que los marineros se rehusaron a dejarlo subir al barco, por lo que el can fue a buscar una cubeta con agua y esperó sentado a que alguien lo bañara para que lo dejaran entrar al navío, provocando las risas de los demás tripulantes.
En épocas decembrinas, cada marinero recibía una tarjeta navideña con la foto de Bamse; además, se volvió la figura central en las festividades del Día Nacional de Noruega que se festeja el 17 de mayo.
Cuando el capitán Hafto se retiró, todo indicaba que era el fin de la travesía de Bamse, quien volvería a casa, no obstante, los marineros amenazaron con no volver a embarcar si el perro no se quedaba con ellos, por lo que prometió dejarlo hasta que regresaran del frente.
Héroe nacional
Bamse murió el 22 de julio de 1944, mucho antes de ver finalizada la guerra que lo convirtió en un héroe de cuatro patas. El can dio su último suspiro debido a una insuficiencia cardíaca en los muelles de Montrose en Escocia.
Ese día las escuelas de Honningsvag, su pueblo natal, se mantuvieron cerradas. Fue sepultado con honores militares: asistió toda la tripulación para rendirle homenaje, seis barcos montaron guardia y 800 niños se alinearon en las calles. Desde entonces, cada 10 años la Marina Real lo conmemora con desfile y música.
El 30 de septiembre de 1984 fue galardonado con el Norges Hundeorden por su servicio de guerra, se trata de un premio especial para perros. También obtuvo la Medalla Dickin inglesa, equivalente a la Cruz Victoria.
Para su 60 aniversario, los miembros de la tripulación de la fuerza noruega y 100 invitados, entre ellos Vigdis Hafto, fueron a presentar sus respetos a la tumba de Bamse.
En el año 2006, 62 años después de su fallecimiento, el príncipe Andrés de York inauguró una estatua de bronce del perro en Escocia, justo donde el HNoMS Thorodd reposaba en el momento en el que el can falleció; esta pieza fue realizada gracias al Proyecto Montrose Bamse, una organización que se fundó para mantener viva la historia de este animal.
Ese mismo año recibió póstumamente la medalla de oro People’s Dispensary for Sick Animals (PSDA) por su valentía y dedicación, siendo el único animal que participó en la Segunda Guerra Mundial en obtenerla.
También se hizo una réplica de la estatua de Bamse en Honningsvag, Noruega, una atracción que anualmente recibe a 250 mil turistas interesados en saber más sobre la historia del perro marinero.
La historia de Bamse ha sido plasmada en el libro Sea Dog Bamse: World War II Canine Hero, publicado en agosto de 2009 y escrito por Andrew Orr y Angus Whitson, que se convirtió en best seller en Noruega y Escocia.
Este héroe de guerra también inspiró la copa anual Bamse para jóvenes, un evento de entrenamiento organizado en el Dartmouth Yacht Club.
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