El principal y más trascendente objetivo de la castración es evitar la sobrepoblación de animales de compañía, así como también a través del control poblacional evitar el contagio de enfermedades zoonóticas, el maltrato, el abandono animal y el desarrollo de afecciones graves relacionadas con su genitalidad.
Por ello es importante que los tutores responsables que deciden castrar a sus animales tengan en cuenta deben preparar debidamente al animal, así como brindarle los cuidados posoperatorios.
La castración es un procedimiento quirúrgico que se realiza bajo anestesia general para extraer los ovarios a las hembras, y los testículos, a los machos. Para que este proceso transcurra sin contratiempos y sin complicaciones es necesario atender a estas recomendaciones.
El principal requisito para castrar a un animal es que tenga buen estado de salud, lo que se puede detectar clínicamente, también a través de análisis sanguíneos y por medio de estudios cardiológicos.
No se debe someter a este procedimiento al animal si presenta cualquiera de estos signos: diarrea, falta de apetito, peso bajo o en exceso, o si sospecha de cualquier otra afección.
Será, finalmente, un médico veterinario el que determine antes de que sea castrado, si está en condiciones de ser sometido a esta cirugía.
La más común de las anestesias, sobre todo utilizada en campañas masivas, es la endovenosa pero si se trata de perros braquicéfalos, como la raza pug o bull dog francés o inglés, debe usarse anestesia inhalatoria monitoreada, ya que la morfología de su cabeza les dificulta respirar.
Por dificultades en la coagulación se prefiere no esterilizar perras en celo y, por ética, no se debería operar hembras preñadas.
La edad ideal para poder castrar quirúrgicamente tanto a hembras como a machos es la de la madurez sexual que oscila variablemente según la raza entre los 7 y 12 meses de edad, pudiéndose retrasar aun más en razas gigantes.
Esterilizar a la hembra antes de su primer celo, evita en un 100% que desarrolle cáncer mamario en la adultez.
El animal debe llegar con un ayuno de agua y comida de ocho horas para ser operado, criterio variable según el profesional actuante. Esto resulta muy importante ya que los efectos de la anestesia pueden provocarle náuseas y vómitos, que podrían desviarse a los pulmones obstruyendo la respiración y provocando una neumonía grave.
En cuanto al post operatorio se debe recostar al animal en un lugar limpio, seco y tranquilo, sin corrientes de aire y que sea en el suelo desde donde no podrá caer provocándose lesiones.
Se debe evitar que se lama o muerda los puntos, colocándole un collar isabelino, a los perros, y una faja o camiseta quirúrgica ajustada, a los gatos.
Los gatos deben llegar dentro de una caja transportadora o en cestos o cajas bien cerradas; nunca en los brazos de su dueño, porque puede estresarse y escaparse. Los perros deben portar su collar, correa o pretal.
En ambos casos es conveniente llevar una manta que reconozca el animal para ubicarlo allí cuando despierte.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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