Los gatos son considerados los animales de compañía posmodernos por excelencia, ya que son elegidos por el ser humano por su gran independencia y por su enorme inteligencia, cualidades que le hacen superar su fama de ariscos y traicioneros, terminando por ser tiernos, cariñosos y juguetones.
Quienes tienen gatos buscan comprenderlos intentando saber todo lo que quieren y necesitan.
Se presta, para ello, especial atención a su comportamiento y a su forma de comunicación, lo que ayuda a entenderlos y poder brindarles lo que necesitan y reclaman.
La ciencia, a través de investigaciones y repetidas experiencias ha logrado descifrar muchas características y particularidades de los gatos, de las cuales algunas describiremos.
La primera curiosidad reside en su origen filogenético ya que los gatos aparecieron en la Tierra antes que los perros y que muchos otros animales que llegaron a ser domesticados, aunque los felinos hayan sido uno de los últimos animales en ser domesticados.
Remontándonos en la historia del Antiguo Egipto y los gatos, sabemos que los adoraban, creando una, divinidad la Diosa Bastet, con cara de gato.
Por otra parte, cuando en el Antiguo Egipto moría el gato, todos los miembros de la familia se depilaban las cejas en señal de duelo.
Los gatos se caracterizan por sus maullidos, a veces muy intensos e incluso molestos.
Los gatos pueden cambiar el tono de su maullido para conseguir lo que quieren, incluso imitando el llanto de un bebé al que han observado exitoso en sus reclamos.
Lo curioso es que el gato adulto solamente maúlla para comunicarse con los seres humanos.
La nariz de un gato tiene 19 millones de terminaciones nerviosas, lo que lo pone en nivel de superioridad frente al ser humano que solo tiene 5 millones.
Por otra parte los felinos, curiosamente, no tienen papilas gustativas para los alimentos dulces. Los gatos no perciben lo dulce. El cerebro del gato se parece en un 90% al del ser humano, de hecho, tenemos más similitudes con los gatos que con los perros.
A pesar de que uno pudiera creer que los perros tienen más capacidad de aprender ciertos trucos o habilidades y recordarlas, los gatos tienen más memoria a largo plazo que los perros, sobre todo a la hora del aprendizaje.
Es habitual, por las noches, ver a los gatos paseando por techos, paredones e incluso en los árboles. Nos preguntamos cómo logran llegar a esos lugares, frente a la realidad que demuestra que estos animales pueden saltar hasta 6 veces la longitud de su cuerpo.
El gato es un “Señor” con el nombre escrito con mayúsculas y con todas las letras que, de vez en cuando, nos renueva su confianza hipotecando, de paso, nuestro afecto. Al perro lo llevamos. El gato va con nosotros por la vida y generalmente nos lleva.
Actúa como si tuviera los dos hemisferios cerebrales divididos por una puerta, con uno de ellos que funciona como gato doméstico, como minino mimoso y allí se comporta como si fuese un hijo nuestro. Y, aunque nos cueste mucho enseñarle hasta los más sencillos trucos, no es tonto, o es que no quiere, no se siente sometido, ni le interesa estarlo, sino que sólo le importa amarnos y dejarse amar.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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