Dice la leyenda que en un principio no había gatos en la Tierra y que para el tiempo del Arca de Noé, Dios quiso crearlos y lo hizo a partir de dos estupendos estornudos de un león...
Tenido en cuenta como un hábil orador por los musulmanes, a partir de su ronroneo persistente; considerado el mejor y más diligente cuidador de los anillos de las princesas tailandesas, según la ancestral leyenda del origen del gato siamés, el gato porta una personalidad tan especial que es válido asegurar que a su alrededor nunca reinará la indiferencia.
Castigado desde el año 400 de nuestra era, por la Inquisición, como portador del demonio o compañero de las brujas, pasó de ser pasto de las hogueras del Medioevo a calentarse plácidamente en los hogares de la corte victoriana.
En efecto, fue la Reina Victoria quien cambió el destino del gato que pasó de ser odiado y torturado a ser el “niño mimado terrible” de las cortes gracias a las referencias felinas de su majestad.
Sin embargo... : “¡Sacá ese gato de acá!” Es quizás la frase más popular relacionada con este animal que uno puede coleccionar desde la infancia. Es que en muchas familias, los gatos no son muy queridos.
El tiempo enseña que en Argentina, hazte la fama y échate a dormir... y seguramente, si tu fama inicial es mala, una peor prensa te terminará de destruir y nadie pero absolutamente nadie creerá siquiera que estás vivo si los medios afirman lo contrario.
Fue también el tiempo y algunos fieles compañeros de ruta, que se agregaron desde el parentesco, los que hicieron cambiar diametralmente mi opinión machista-costumbrista sobre el gato doméstico. El gato no es un personaje cualquiera.
El gato es un “Señor” con el nombre escrito con mayúsculas y con todas las letras que de vez en cuando nos renueva su confianza hipotecando, de paso, nuestro afecto. Al perro lo llevamos. El gato va con nosotros por la vida y generalmente nos lleva.
Se suele decir que el gato es de personalidad esquizoide ya que por cierto lleva una verdadera doble vida. Actúa como si tuviera los dos hemisferios cerebrales divididos por una puerta. Con un hemisferio funciona como gato doméstico, como minino mimoso y allí se comporta como si fuese un hijo nuestro y veremos, por cierto, cuánto de verdadero tiene esta calificación de la relación, que a diferencia de la que sostenemos con el perro, no tiene ningún componente de dominio.
Por ello a nuestro gato nos cuesta tanto enseñarle aún hasta los más sencillos trucos. No es que sea tonto, es que no quiere, no se siente sometido, ni le interesa estarlo, sólo le importa amarnos y dejarse amar.
Cuando la puerta, en este caso la puerta de calle, se abre aparece un mundo distinto y cautivante y entonces nuestro inocente gatito se transforma de Mr. Hyde en el Dr. Jekill y comienza a actuar con el otro hemisferio, el hemisferio del mundo silvestre y ni siquiera es capaz de darse vuelta para echarnos una mirada.
El gato es de esa forma lo más parecido a un animal de doble vida, casi como aquella leona de la película, “La leona de ambos mundos”. Por un lado estamos nosotros, los pseudopadres, y por el otro la selva de cemento, la aventura de lo inesperado, la seducción de la libertad...
Sin embargo todo lo dicho no nos habilita para calificar a los gatos como seres “traicioneros” o “monstruosos”. Los gatos no son sumisos, no necesitan serlo como estrategia de supervivencia. En ellos su mejor arma es la seducción y con eso logran sus metas esenciales y... !Vaya si las logran!
Mal que les pese a sus detractores: el gato es el animal de compañía del futuro inmediato, sobre todo si tenemos en cuenta que el 52% de la población de las grandes ciudades está compuesta por personas que viven solas.
Para esa población humana, la compañía no puede exigir tiempo de paseo porque no lo hay y es ideal que orine y defeque en un lugar determinado. Y es que los felinos domésticos desde muy pequeños tienen tendencia a ir a hacer sus necesidades en la bandeja sanitaria, duermen ante la ausencia del amo y pueden alimentarse por medio de modernos comederos racionadores.
El gato, que resulta casi un descubrimiento de los egipcios, transita el mundo de hoy con la esperanza de ser comprendido y de que disfrutemos de nuestra relación intensamente.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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