Hace muchos años se acuñó el concepto de “umwelt”, que sería algo así como el modo o la manera que cada especie y, dentro de ella, cada individuo percibe su entorno de manera especial, única y particular.
Los perros, compañeros de ruta del ser humano desde hace por lo menos 30.000 años, perciben el mundo a su manera y ese modo les es propio y específico.
Hasta la fecha no se podía nada más que, a través de conjeturas, imaginar esa forma de percepción, pero un original trabajo científico permitió acercar precisiones sobre el tema.
Un equipo de investigadores ha podido responder a la intrigante duda con un fabuloso descubrimiento sobre la percepción de estos animales.
Los investigadores lograron adiestrar un grupo de animales para poder sobrellevar la experiencia de un estudio de resonancia nuclear magnética estando despiertos y de ese modo analizar sus reacciones frente a la observación de películas caseras.
Los resultados del estudio manifiestan que los perros presentan diferencias importantes y significativas en cuanto a la forma en la que perciben el mundo que los rodea con respecto a los seres humanos.
Una de las diferencias más marcadas se refiere a que la mayor empatía o sintonía con el entorno está dada por las acciones más que por quién las ejecute.
Este es un hallazgo fundamental ya que determina claramente qué es lo que prioriza un perro en cuanto a su cognición cuando se trata de la visión.
Si bien el experimento se llevó a cabo en pocos animales, lo que le resta algo de valor estadístico, los resultados fueron semejantes en los diferentes animales que observaron una serie de películas mientras se encontraban relajados en una resonador magnético.
El contenido de las imágenes era especialmente seleccionado para perros, incluyendo animales corriendo, seres humanos interactuando con ellos o dándoles golosinas. Como contrapartida incluyeron otro tipo de imágenes, como por ejemplo, automóviles pasando, seres humanos actuando entre sí o un gato descansando.
Para posibilitar comparar e interpretar a priori las experiencias se sometió en paralelo a seres humanos que vieron los mismos videos en las mismas condiciones que los perros. La conclusión, según los resultados comparativos de ambas resonancias es que los seres humanos estamos muy orientados a reconocer, nombrar y particularizar nuestra atención hacia los objetos.
Los perros parecen estar más preocupados por la acción en sí, que en quién la ejecuta o cual es el objeto protagonista. Toda esta conclusión se halla enmarcada en la percepción de los tonos de color estrictamente limitada al azul, al amarillo y sus mezclas.
También se reafirmó que los perros perciben mucho mejor al movimiento que los humanos por poseer una mayor densidad de receptores de visión sensibles a él. Esto se debería a una necesidad de supervivencia ya que necesitan ser más conscientes, de manera precisa y rápida, acerca de las amenazas que provienen de su entorno.
Por otra parte, concluye el estudio que, si tuviéramos que definir al ser humano, lo haríamos como un ser visual mientras que los perros, son seres olfativos, ya que el sentido del olfato es el más poderoso, ocupando el área de procesamiento olfativo una proporción mucho mayor en su cerebro.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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