Los antiguos egipcios tenían básicamente tres animales de compañía perros, gatos y monos.
El perro, para los egipcios ya era el mejor amigo del hombre, ya que era considerado un compañero fiel de la casa y de la cacería. Existen innumerables frisos de perros inmortalizados por artistas egipcios de la Antigüedad, en los que se pueden reconocer perros de diferente estirpe y raza y de las más variadas apariencias.
Lo que llama la atención es el uso de collar y correa para contenerlos , algo que lamentablemente hoy en día no resulta habitual.
El perro, desde otro de sus aspectos, era amo y señor de la casa lo que se acredita observando imágenes en las que aparece adornado con bellos collares y finas correas. Por otra parte, es muy llamativo que no existan registros de los egipcios acariciando a los perros, cepillándolos o jugando con ellos.
El gato, que los antiguos egipcios denominaban onomatopéyicamente miu, fue domesticado en Egipto hace más o menos 5.000 años.
Al ser un eficaz cazador de alimañas depredadoras de cosechas se ganó el afecto y la simpatía de los campesinos convirtiéndose en habitante privilegiado de la casa. El gato fue un animal favorito de la realeza por lo que era colmado de honores y prebendas. Al morir se lo momificaba con trabajadores altamente especializados de particular jerarquía y eran considerados animales sagrados.
Gran parte de esta reverencia se debe a que los antiguos egipcios pensaban que sus dioses y gobernantes tenían cualidades felinas, según una exposición de 2018 sobre la importancia de los gatos en el antiguo Egipto celebrada en el Museo Nacional Smithsonian de Arte Asiático en Washington, DC. Específicamente, los gatos eran vistos como poseedores de una dualidad de temperamentos deseables: por un lado pueden ser protectores, leales y cariñosos; pero por el otro pueden ser belicosos, independientes y feroces.
La diosa Bastet, de la fertilidad, era corporizada como una gata y existió una ciudad, Bubastis, en honor a los felinos. Cuando alguien se enfermaba en la casa, el médico que concurría a atender al enfermo, primero le sacaba la dolencia transportándosela al gato que la absorbía . Por eso cada casa tenía un gato. Al morir el gato de la casa el jefe del hogar se afeitaba las cejas en señal de duelo.
Pero, ¿por qué se valoraba tanto a los gatos en el antiguo Egipto? ¿Por qué, según el historiador griego antiguo Heródoto, los egipcios se afeitarían las cejas como muestra de respeto cuando lamentaban la pérdida de un gato de la familia? Según advierte la revista Live Science, las cualidades felinas estaban aparentemente próximas a la devoción.
También los monos, en especial los babuinos, eran criados, en el Antiguo Egipto, como animales de compañía. En la decoración de las tumbas, aparecen trepando a palmeras y ayudando a recolectar los frutos más altos.
También se los representa adornados con collares y brazaletes, acompañando al ser humano, conviviendo con el perro y el resto de animales de compañía. Con sus acrobacias divertían y hacían pasar el tiempo de forma más agradable.
Llama poderosamente la atención que a los babuinos amansados como animales de compañía se les extrajeran los caninos, para evitar mordeduras peligrosas, tal y como lo acreditan las radiografías que se le han hecho a sus momias.
Esa extracción debió haber sido hecha bajo anestesia lo que demuestra una vez más los niveles del avance científico de la civilización egipcia antigua.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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