Del mismo modo que el lobo, su antepasado cercano, el perro es un animal social, gregario, que vive en grupos, que necesita vivir en manada.
El espíritu de cooperación entre los miembros de una manada es fundamental, mejor dicho imprescindible, para la supervivencia de cada individuo y del conjunto.
Los más hábiles para vincularse y colaborar entre todos son los que se aparearán con mayor probabilidad y perpetuarán, no solo la especie, sino también su estirpe ventajosa para todos.
Es así que la selección natural va logrando, por el mecanismo de prueba y error, cambios positivos para que la especie evolucione.
El comportamiento de los lobos ha aportado mucha información para poder entender a los perros, porque tienen los mismos patrones de estructura de manada o, en el caso del perro, familia multiespecie. Para comprender a un perro hay que conocer y aceptar estos particulares códigos de manada.
En el conjunto, cada individuo necesita del otro prestándose apoyo mutuo para desarrollar sus rutinas diarias. Los perros son rituales y rutinarios, y esa ritualidad es importante para estrechar los vínculos y establecer jerarquías.
El ser humano debe vincularse estableciendo claramente quién es el líder. Esta es la primera premisa para que demostrando en cada actitud esa supremacía, se mantenga una relación de confianza sana y adecuada.
Que un perro siga a su tutor no es en sí un problema, ya que cuando un perro sigue a alguien le está expresando su cariño, su amistad y su afecto. Normalmente, los perros no siguen a cualquiera.
La mayoría de los animales elige al individuo favorito inclinándose a seguir a quien más satisface sus demandas. Su fidelidad en general recae en aquel que los pasea, les da de comer o juega más con ellos.
Seguir es su mejor manera de decir que quiere pasar el tiempo junto a quien sigue y que no le importa absolutamente la indiferencia para con él.
No obstante, puede ocurrir que algunos perros tengan una tendencia exageradamente marcada a seguir a sus tutores. Esta excesiva dependencia puede ser indicativa de un problema subyacente, que es algo que debe llamar a cierta alarma, por eso es importante demostrarles claramente a los perros que está bien que estén solos durante un tiempo razonable.
Cuando un perro sigue obsesivamente y de modo casi compulsivo a su tutor, resulta ventajoso tener en cuenta estos consejos:
1. Al salir de casa no nos despidamos ostentosamente. Mejor irnos sin despedirnos y al irnos ignoremos a nuestro perro.
2. Coloquemos juguetes interactivos en los lugares donde provoca destrozos durante las ausencias.
3. Paseemos intensamente con el perro agotándolo física y emocionalmente.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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