La clonación de animales es un procedimiento que tiene especial relevancia desde el año 1996, cuando los científicos Ian Wilmut y Keith Campbell, del Instituto Roslin de Edimburgo, le dieron vida a la oveja Dolly, el primer mamífero clonado del mundo. Posteriormente, los avances en la materia fueron considerables, y hace pocos días llegaron novedades desde China. Es que lograron crear un lobo ártico tomando como bases una muestra de piel de otro ejemplar de la especie y un embrión que se gestó en el vientre de un perro Beagle.
Maya, tal como la llamaron sus creadores, tiene más de 100 días de vida y se encuentra en buenas condiciones de salud, según informaron desde el laboratorio. A su vez, aclararon que el animal permanecerá bajo supervisión constante, de modo que su interacción con otros seres vivos será escasa y restringida.
El caso de Maya demandó dos años de investigación y fue una epopeya en su especie, ya que es el primer ejemplar que nació por clonación. Para el proceso se eligió a una cachorra Beagle porque, de acuerdo a las indicaciones de estos expertos, tiene condiciones genéticas similares a las del lobo ártico. Si bien este último no se encuentra en peligro de extinción, el objetivo es replicar este caso de éxito en otros animales que sí están en riesgo de desaparecer, como por ejemplo el yaguareté.
“Seguiremos trabajando en este campo. El siguiente paso es que podamos clonar animales salvajes que no sean perros o gatos, pero será difícil”, detalló uno de los creadores de Maya, Mi Jidong, a Global Times. A su vez, el científico recordó que crearon 137 embriones para la clonación del lobo ártico, de los cuales 85 fueron implantados en el útero de siete perras Beagle. Hasta el momento, el único nacimiento que se conoce de este proceso es el de Maya.
Una historia local
Clonar animales es un riguroso trabajo científico que tiene sus particularidades, ya que no implica sólo darle vida a un organismo. “Se trata de una versión calcada en el aspecto físico, pero carecerá inexorablemente de la influencia ambiental que haya tenido su original, ya que ese ambiente que lo formó mayoritariamente no existe”, había explicado a Infobae el profesor y médico veterinario Juan Enrique Romero.
En Argentina, el investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Andrés Gambini, estuvo a cargo en 2020 de una iniciativa para producir por primera vez en la historia mundial embriones clonados de cebras. ¿Cómo lo concretaron? A partir de óvulos de yeguas, que pertenecen a la misma familia animal.
Al recordar ese momento, Gambini le dijo a Infobae: “Esta tecnología ha permitido generar embriones, gestaciones y nacimientos. La clonación de organismos es una forma artificial de reproducción asexual donde se logra producir individuos genéticamente idénticos y en la que no existe fecundación, es decir, no participan los espermatozoides en el proceso de generar las copias genéticas”.
Según los registros de Gambini, desde el nacimiento de la oveja Dolly -en 1996- hasta abril de 2022 habían sido clonadas más de 20 especies de mamíferos. “Es una biotecnología con grandes posibilidades porque permite el mantenimiento de la biodiversidad mediante la recuperación de especies, la reprogramación nuclear para la producción de células madre y el estudio relacionado con el desarrollo embrionario”, añadió el profesional, quien además forma parte del Departamento de Producción Animal de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA). En relación a la recuperación de especies, los últimos datos disponibles a nivel local son alarmantes: cerca del 25% está en riesgo de extinción.
Sin embargo, la clonación para evitar la desaparición de animales no es el único motivo que mueve a este procedimiento. Algunas personas también han copiado a sus gatos y a sus perros de compañía doméstica a cambio de 50.000 dólares en algunos casos. Un ejemplo enigmático fue el de la actriz estadounidense Bárbara Streisand, quien en 2018 adquirió dos clones de una perra que la acompañó en su juventud. La diseñadora belga Diane von Fürstenberg hizo lo propio y obtuvo dos ejemplares idénticos a una cachorra que tuvieron con su marido.
“El precio no es el único problema que encierra la clonación, sino también el tema de que el animal logrado es una fantasía enfermiza del original, y conlleva un atentado contra las más simples normas del bienestar animal. Por caso, para crear al primer cachorro clonado, los investigadores tuvieron que implantar quirúrgicamente 1.000 embriones en 123 perros”, indicó el doctor Romero.
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