Cuando restan días para que iniciemos el mes que trae a la primavera, es muy común que frente al advenimiento de las temperaturas veraniegas o con excusas más mundanas como la molesta pérdida de pelo, los tutores de perros (antes dueños) decidan que sus animales se sometan a un corte, casi rasante, con la excusa de quedarse “fresquitos”, aunque la realidad con respaldo científico haga no recomendable hacerlo en muchas razas.
La actitud a adoptar depende de si los perros tienen pelo con doble capa o no.
Lo cierto es que los perros de doble capa poseen un pelo primario, llamado pelo verdadero, con todas las características de un pelo y con presencia de médula maciza en su centro, y otro secundario que normalmente, crece mudando de forma natural y estacional, llamado felpa, jarre o lanugo, con todas las características de la lana, hueca en su centro.
Actualmente, al interferir en los ciclos naturales de la muda estacional con los aires acondicionados, que manejan en las casas una temperatura casi constante y las luces encendidas, que uniforman las variaciones lumínicas, muchas veces nuestros perros no son capaces de mudar ese manto natural por sí solos y es entonces cuando tenemos que acudir a un peluquero profesional para que lo retire de forma adecuada.
El pelo primario o verdadero es el que está siempre por fuera y por encima, es un pelo más duro y brillante, que protege al animal de la lluvia y los rayos del sol; pero no del frío.
Por otro lado, el pelo secundario, que es el que muda en verano, es como una camiseta de “quita y pon”, más lanoso, opaco y suave, que los protege mucho del frío pero no de la lluvia.
Algunas razas como el Ovejero Alemán, el Golden Retriever y el Pomerania, entre muchos otros, no deben cortarse el pelo, porque al hacerlo igualaríamos el pelo secundario y el primario al mismo nivel y, como crece más rápido el secundario, si los rasuramos tendríamos un perro sin protección frente a los agentes externos.
Si el perro no muda de forma natural, habrá que recurrir a buenos cepillados con los elementos adecuados, pero jamás cortando el pelo. Las consecuencias del rasurado en razas en las que el pelo no debe ser cortado son, primero, la falta de brillo y, en segunda medida, la desprotección frente a las agresiones externas.
Además, aunque le puede pasar a cualquier perro de raza con doble capa, a los Pomerania, en particular, el corte les puede producir una alopecia (falta de pelo permanente) post rasurado (alopecia post clipping), en la que se les atrofia el folículo piloso, haciendo que el pelo deje de crecer, concluyendo con el animal pelado, una calvicie de la cual no siempre se recuperan.
El pelo adecuadamente cuidado, sin nudos y apelmazamientos, y sin la llamada “lana de piedra”, protege y dejará que la piel respire cumpliendo adecuadamente sus funciones.
Por eso, lo único que podemos hacer para ayudarles a combatir el calor, en cuanto al pelo se refiere, es tratar los excesos en el manto cepillándolos cuando no son capaces de mudar por ellos mismos; pero jamás pelándolos.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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