Como un ejercicio de la imaginación y la fantasía, que sin duda, refresca el alma y alegra el corazón, cada 6 de agosto, me imagino a aquellos primeros alumnos anotados en el Instituto Superior de Agronomía y Veterinaria de Santa Catalina para acceder al título “Capacidad para Ejercer la Ciencia Veterinaria”.
Corría el año 1883 cuando ese día comenzaron a impartirse las clases para enseñar medicina veterinaria en Argentina y esa es la razón por la que el 6 de agosto se festeja el Día del Veterinario en nuestro país.
Un año atrás, en 1882, un delegado del gobierno nacional había terminado de contratar en Europa a los cinco profesores belgas y uno francés que serían los fundadores del Instituto. La Nación se despertaba y nuestra profesión también.
En 1883 comenzaron los estudios y cinco años después otro 6 de agosto, pero de 1888, se entregaron los primeros diplomas, a los primeros tres veterinarios recibidos en el país: el mendocino Custodio Ángel Martínez, el porteño José María Leonardo Agote y el catamarqueño Calixto Ferreyra.
Ellos son, para mí, el símbolo de esta maravillosa profesión que acompaña a cada argentino en la ciudad y en el campo, desde que se levanta hasta que se acuesta.
Pero no fue hasta un siglo después, en 1983 y mediante un decreto ley del gobierno nacional, que se estableció dicha fecha como oficialmente el Día del Veterinario Argentino.
Hay un médico veterinario en el primer vaso de agua de la mañana, garantizando su pureza, en esa leche que alimenta a nuestros chicos y grandes, desde la vaca hasta la usina, pasando por los ojos tiernos del perro al que amamos, la carne que comemos, la lana de nuestro abrigo y el caballo del trabajo rural. En cada paso donde se involucre directa o indirectamente a un animal aparece un médico veterinario
En cada acto cotidiano, detrás de cada detalle en la vida moderna aunque no se lo vea hay un médico veterinario, que trabaja en la Salud Pública, en el cuidado de los alimentos, en su producción, en atención de los animales, en los laboratorios, en la investigación, día tras día como certero e inequívoco profesional de una salud, el concepto acuñado tan recientemente y que aquellos pioneros de Santa Catalina, supieron aprender y defender en la incipiente Argentina.
Perros, gatos, vacas, toros, caballos, caprinos, pollos y animales silvestres, laboratorios, salud pública, alimentos, elaboración de medicamentos, etc. No importa la especie o el área de acción hay un veterinario para cada una de ellas.
Hay médicos veterinarios trabajando en la pureza del agua que bebemos y médicos veterinarios en las secciones de criminalística de muchas policías argentinas, el médico veterinario está presente desde el primer vaso de leche que tomamos hasta el último vaso de agua que clausura la jornada.
En cada alimento hay un médico veterinario presente y su accionar se manifiesta sin duda desde el afecto de nuestro animal de compañía hasta la salud pública como parte fundamental de ella.
Brindemos por el presente y por el futuro. Brindemos por y con nuestro amigo, el que cuida de todos, nuestro médico veterinario. Brindemos que hoy es su día. ¡Salud a todos y por sobre todo a los colegas!
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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