Los caníbales, más allá de las fantasías de los libros de aventuras, constituyen para el ser humano un determinado grupo de pueblos primitivos, en la actualidad escasos y lejanos que por diferentes razones, sobre todo rituales y de índole mágico-religioso, incurren en la conducta de la antropofagia, inexorablemente condenada por todas las normas de comportamiento social moderno.
El canibalismo —comer individuos de su propia especie—, comprendido, fundamentado y explicado por arqueólogos y por historiadores, ha sido invariablemente rechazado por el inconsciente colectivo humano desde cualquier punto de vista y en cualquier época.
Es por ello que para aquel que no entiende los mecanismos que gobiernan los actos de los perros queriendo humanizarlos, resulta abominable e incomprensible la conducta del canibalismo en las perras que por ser medianamente frecuente fuera maravillosamente explicada y descrita por el inefable sabio austríaco Konrad Lorenz, Premio Nobel de Medicina en 1973 por sus estudios sobre animales.
Las perras pueden cometer canibalismo con sus crías en dos momentos de su vida como madres. Uno de esos momentos es durante el corte del cordón umbilical, que discurre primero por el estiramiento elástico con los incisivos de la madre y luego por la roturación con sus molares.
A veces por excitación, por estímulos externos o por razones muchas veces desconocidas, la madre, durante el proceso de corte del cordón umbilical, se abstrae, se obnubila y pierde noción de la dimensión del tiempo y del espacio avanzando peligrosamente, en su mordida, hasta la base abdominal del cordón, rompiendo el ombligo y produciendo una eventración de los órganos abdominales del cachorro que continuará ingiriendo sin tomar conciencia clara de que se trata del organismo de su propio hijo. Cuando queremos reaccionar ya es tarde.
El segundo caso posible de canibalismo en perra se produce dentro de las primeras cuarenta y ocho a setenta y dos horas después del parto, en un período que se llama puerperio, en el que esta conducta se define como locura puerperal, un lapso en el que la agresividad de la perra puede descargarse hacia los cachorros a través de mordeduras que pueden desembocar en canibalismo.
En este tiempo la hembra está muy nerviosa y debe ser dejada tranquila, ya que frente agresiones mínimas o a la presencia de extraños reaccionará exagerada y violentamente pudiendo concluir con la muerte y el canibalismo de los cachorros. El razonamiento o mejor dicho la explicación, si lo quisiéramos evaluar de esa forma y si es que en esta actitud pudiera existir alguno que lo explique, sería: “Antes de que me los mate otro, los mato yo que soy la madre”.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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