Los perros y por supuesto sus abuelos, los lobos, son animales territoriales. El territorio de un animal es el lugar donde está su madriguera, donde pasa la mayor parte del tiempo con su grupo y el lugar donde come, duerme, se aparea y crecen sus crías.
El territorio de un animal no es una superficie necesariamente muy extensa, pero lo que si es exclusiva de ese individuo y si su especie se lo demanda la defenderá con todo su ímpetu. Es importante diferenciar el territorio con la superficie de caza, que es una extensión mucho mayor al territorio, cambiante, dinámica y no exclusiva donde el individuo cazador merodea, vagabundea, en busca de sus presas.
Un lobo desarrolla su vida claramente en estas dos áreas. Si el lobo tiene esas dos áreas nuestro perro también. Para nuestro perro el territorio es la casa, donde está la guarida, la madriguera y donde está su manada, su familia multiespecie, la mayor parte de la vida.
Como los lobos, los perros pueden abandonar el territorio para ir a la superficie de caza y volver a él sin ningún inconveniente. La superficie de caza para nuestro perro, es el barrio, los alrededores de nuestra casa, los lugares por donde puede y debe pasear. A todos los perros les encanta salir a pasear, ya que se trata, nada menos, que de explorar el territorio de caza con el líder de la manada.
Pero... ¿cómo se delimita un territorio? Los hombres, tan propensos a copiar métodos y sistemas, delimitan un territorio con mojones o hitos que se unen imaginariamente con una línea que a su vez determina el perímetro del área que planteamos. Los perros, fuente de inspiración de los humanos junto a otros animales, utilizan diferentes métodos para marcar los hitos o mojones del perímetro de su territorio o de su superficie de caza.
Uno de ellos es a través de la orina, con la que, sobre todo los machos, marcan diferentes lugares con los que establecen los límites de la superficie. Los perros levantan la pata, en forma casi perpendicular al suelo, para colocar la orina, a la altura de las narices de otros perros, y de esa forma hacer más persistente la señal al ubicarla lejos del suelo y con menor posibilidad de evaporación.
De esa forma, los perros, dejan como “tarjetas de visita” o mensajes en un virtual “contestador” que se ubica en los postes, en las columnas o en los árboles que son los lugares destacados que llamarán la atención de sus vecinos rivales con seguridad.
Otra forma de marcar mojones es cuando los perros defecan. Pero allí se plantea una dificultad, no es posible defecar ubicando la materia fecal a cierta altura. Así, luego de defecar, escarba con las patas traseras y delanteras, dejando su olor en el suelo, a través de las glándulas sudoríparas de sus palmas y plantas.
En tanto, otra forma de marcar lugares es a través de las glándulas odoríferas ubicadas en la región del ano y alrededores, arrastrándose en posición de carretilla el perro pasa el ano y aledaños por el lugar presionando las glándulas y logrando dejar su olor en la zona.
Por medio de los diferentes métodos de marcaje el perro, además de apropiarse de un territorio, se comunica con sus congéneres y les transmite mensajes como su sexo, disposición, estado de ánimo, etc.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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