Muchos perros signaron nuestra infancia con su acción a través del cine, la televisión o las revistas. Uno de ellos es sin duda Lassie, tan famosa que opacó con el suyo el nombre de su raza que ya pocos recuerdan.
El personaje fue ideado en 1938 en una secuencia de periódico, a la que siguió la novela, hasta que la propia radio la cobijó. Pero fue el cine y la televisión los que la llevaron a la fama transformándola en un ícono mundial durante décadas.
Pal era el nombre del “actor perruno” que caracterizó a Lassie durante muchas producciones y a partir de él, fueron diecisiete los machos de raza Collie representaron a la perra más famosa.
El otro gran protagonista canino de todos los tiempos en los medios fue Rin Tin Tin, que existió en la vida real y fue el que, siendo cachorro, despertó la ternura y compasión de un soldado norteamericano, en Normandía, que lo rescató y lo trajo al continente americano.
Luego de su adiestramiento en shows caninos con el advenimiento de la cinematografía llegó a protagonizar 29 películas. Fue el arquetipo del heroísmo, un verdadero símbolo que murió una calurosa mañana de verano de 1932. La radio interrumpió su programación para dar la noticia de su muerte lamentando la pérdida de alguien que pertenecía a la familia de artistas y actores.
Pronto la televisión captó su figura y aunque el original ya había muerto, sus descendientes lo siguieron encarnando en la historia de un cuartel de la Guerra de Secesión, con el Cabo Rusty como su fiel compañero.
Laika, fue quizás la mártir canina más famosa que murió en el espacio en un satélite ruso, en plena guerra fría, generando la congoja de miles de chicos a finales de la década del cincuenta.
El 3 de noviembre de 1957, Laika fue lanzada al espacio en el satélite artificial Sputnik 2 y se convirtió en el primer ser viviente en cursar el espacio exterior. Murió en el vuelo, pocas horas después de despegar, y también fue el primer ser viviente en morir en órbita terrestre. Le causó la muerte el sobrecalentamiento de la nave espacial.
Durante cuarenta y cinco años, hasta 2002, las autoridades soviéticas primero, y rusas después, mantuvieron en secreto las verdaderas causas de la muerte de la perrita. Mintieron cuando informaron que había sobrevivido seis días en órbita y luego se había quedado sin oxígeno y mintieron luego cuando informaron que la habían sometido a eutanasia antes de que se quedara sin oxígeno.
Mucho tiempo después, el cine haría famosa a la historia de Hachiko, el perro que en una estación de tren de Japón esperó infructuosamente a su compañero humano muerto, todos los días de su vida demostrando la inconmensurable fidelidad de nuestros amigos de cuatro patas.
Mucho más criollo fue Chonino, el único perro que tiene una calle en Buenos Aires y que se inmoló en un acto de servicio en la década del ochenta, motivando su historia el Día Nacional del Perro en Argentina.
Nació el 4 de abril de 1975 en Buenos Aires. De raza ovejero alemán, aunque durante años se los conocía como “perro policía”, por ser el tipo de animal que utilizaba la fuerza. Su destino estaba marcado: en diciembre de 1977 lo reclutó la Policía Federal Argentina para la División Perros.
Ya fuera de los protagonistas individuales, los perros sin pelo del continente americano, los Xoloitzcuintle, los Calatos Peruanos, los Viringos y los Pila Argentinos compartieron en los últimos 3.500 años el devenir y las civilizaciones del hombre americano, marcando su camino y determinando su historia.
En el extremo norte del continente americano los perros de trineo, primitivos compañeros de los inuit, los esquimales, sellaron su gloriosa historia al permitir cortar un brote de difteria en la remota población de Iditarod, transportando las vacunas salvadoras a través de la nieve.
Por último, al final, pero no por fin, el sentido homenaje a todos los perros, anónimos y sin hechos gloriosos que desde la compañía, la asistencia, el rescate y el simple lengüetazo de amor nos han hecho más felices y mejores seres humanos justificándonos cuando aseguramos que son los mejores amigos del ser humano.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
SEGUIR LEYENDO: