En los hogares con gatos, los rascadores cumplen la función de permitir que los felinos experimenten el comportamiento innato de marcaje territorial. A su vez, este objeto renueva su especial “arsenal de armas”, que se expresa en las filosas uñas de estos animales.
En ese tono, el veterinario Juan Enrique Romero señaló que “una de las principales preocupaciones de los tutores es proteger los muebles de la acción necesaria pero con consecuencias a veces indeseables del rascado. Para estos casos, es fundamental tener en cuenta algunas claves de prevención que, además, animen al gato a usar el rascador”. Asimismo, identificó cuatro trucos que pueden aplicarse ante estos posibles desastres diarios.
Cuatro trucos para animar a un gato a usar el rascador
1- La ubicación del rascador. Es la medida más efectiva a la hora de evaluar resultados. Lo más importante es dónde rascar, más allá de la acción en sí misma. Si el lugar es el correcto, lo más probable es que el gato lo use sin ningún entrenamiento. Por lo tanto la primera premisa es ubicar correctamente el rascador en aquellos lugares cercanos al descanso y el juego donde el gato decidió marcar previamente.
2- Utilizar un juguete interactivo. “Jugar con el gato y dejarlo agarrar el juguete mientras está cerca de la superficie del rascador es lo más adecuado. ¿Por qué? Porque el animal hincará sus garras en el juguete y también en el rascador, afirmó el experto.
3- Raspar el rascador con nuestros propios dedos. El ruido generado por esta acción despertará la curiosidad del gato por el rascador e impulsará la acción.
4- Recurrir a la hierba gatera. En ese sentido, Romero afirmó que “aunque no todos los gatos responden a esta hierba, es factible que los que sí lo hacen se froten y rasquen todo aquello que tenga ese olor”.
Como evitar que el gato raye los muebles
“Lograr que nuestro gato use el rascador no da por terminada la labor, ya que el animal aún puede seguir utilizando otros lugares como las alfombras, los sillones o las paredes para rascarse”, señaló Romero. En estas ocasiones, la solución más sencilla consiste en hacer que esos lugares sean indeseables e inaccesibles para el felino.
1- Cinta adhesiva de doble faz. Colocar cinta adhesiva sobre la superficie hará que el gato pierda interés en ella, porque en lugar de afilar las garras, la superficie se le pegará a las patas y lo incomodará.
2- Bloquear el acceso con un rascador. “Colocar un rascador delante de la superficie rayada hará que el gato elija, efectivamente, el rascador”, aconsejó el experto.
3- Cubrir la ubicación rayada con una hoja de plástico. Lo más conveniente es recurrir a aquellos plásticos que se utilizan como manteles, ya que son duros y resistentes. La superficie resbaladiza y dura resulta completamente inapropiada para el rascado.
4- Reorganizar los muebles. En ese sentido, Romero indicó: “Deberíamos colocar los puntos no deseados para el rascado fuera del alcance de tu gato, obstruyendo su acceso temporalmente con un mueble”.
5- Aplicar sustancias repelentes. En el mercado de productos veterinarios existen repelentes para los gatos. El objetivo consiste en rociarlo sobre la superficie rayada evitando por repelencia el acceso a ella. Es probable que el gato opte por un lugar cercano para el rascado, y es allí donde habría que ubicar un rascador para evitar daños indeseables.
6- Cortar las uñas del gato. “Este hábito es saludable y reducirá el daño causado por el rascado. Sin embargo, debemos hacerlo bajo la supervisión de un profesional veterinario. Hay que tener en cuenta que el corte de las uñas debe hacerse aproximadamente cada 3 semanas”, recomendó el veterinario.
Y concluyó: “Estos consejos analizados pueden ayudar a que nuestro gato no raye los muebles. No obstante, nada puede garantizar en forma absoluta que nunca usará sus garras en otros lugares”.
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