Los científicos llevan tiempo advirtiendo que el aumento paulatino pero sostenido de la temperatura del planeta tendrá un impacto negativo en todos los seres vivos. Las consecuencias más visibles son las derivadas de los fenómenos meteorológicos extremos: inundaciones, sequías y olas de calor prolongadas.
En cuanto a las especies que habitan la Tierra, hasta el momento, los expertos habían detectado esta situación en insectos y aves; sin embargo ahora identificaron una secuela en uno de los grandes carnívoros que habitan en el África. Se trata del conocido como “perro salvaje africano” (Lycaon pictus).
Según una investigación realizada por científicos de la Universidad de Washington, EEUU, junto a expertos del instituto de Conservación de depredadores de Botswana, Maun - Botswana, y publicada en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), los perros salvajes (Lycaon pictus) debieron modificar su reproducción como consecuencia del aumento de la temperatura del planeta. Es por este motivo que sus crías nacen 22 días más tarde de lo registrado anteriormente gracias a “las temperaturas insoportables del verano”.
Para poder determinar este comportamiento, los investigadores analizaron un conjunto de datos demográficos y observaciones de campo recopilados durante 30 años. Los análisis se realizaron sobre 60 manadas de estos animales que habitan una zona de 2.600 km cuadrados al norte de Botswana y que se encuentran en peligro de extinción.
Los perros salvajes son “parientes lejanos” de los lobos. Sus cachorros son criados de manera cooperativa en las manadas y su reproducción es anual, durante cada invierno. Tras su nacimiento, los pequeños pasan unos tres meses junto a su madre dentro de guaridas. Posteriormente, abandonan su refugio y comienzan a cazar y trasladarse junto a la manada.
“Los perros salvajes han retrasado el parto en un promedio de 7 días por década, en respuesta al calentamiento global. Este cambio ha llevado a que las temperaturas en las fechas de nacimiento se mantengan relativamente estables; pero, contrariamente a lo esperado, ha llevado a un aumento de las temperaturas de las madrigueras”, explicaron los expertos en el documento.
En ese sentido, aseguraron que “el aumento de las temperaturas de las madrigueras se asoció con un éxito reproductivo reducido, lo que sugiere que un cambio fenológico continuo en la especie puede volverse desadaptativo”.
Dicho de otro modo, estos animales tuvieron que retrasar el nacimiento de los cachorros para que coincidieran con las temperaturas más frescas, las cuales tienen lugar durante los primeros meses del invierno, y aprovechar lo que se denomina como “ventana térmica”.
Sin embargo, en los primeros tres meses desde el nacimiento es cuando se registran los valores térmicos más altos dentro de las madrigueras. Con lo cual, cuando son más vulnerables, deben sufrir máximas diarias que se incrementaron unos 1,6 grados centígrados durante los últimos 30 años, siendo que las máximas anuales treparon 3,8 grados centígrados.
Para la autora principal del estudio, Briana Abrahms, los datos que recabaron evidencian que estos animales pueden quedar presos de una “trampa fenológica”, es decir de “un cambio vital en respuesta a una señal ambiental que resulta ser una mala adaptación debido a condiciones ambientales sin precedentes”.
“Es una situación desafortunada de ‘salir de la sartén al fuego’”, describió la experta. Por otra parte, esta investigación evidenció que “las especies situadas en altos niveles de la cadena trófica en los ecosistemas, como los grandes depredadores, pueden ser tan sensibles al cambio climático como otras especies”, un aspecto del calentamiento global que los expertos no habían determinado.
“Los grandes depredadores juegan un papel extraordinariamente importante en los ecosistemas, pero todavía tenemos mucho que aprender sobre las implicaciones del cambio climático para estos animales”, afirmó Abrahms en declaraciones al diario ABC.
Los científicos analizaron a los especímenes que se encuentran en el norte de Botswana, región que para los expertos es el “hábitat continuo más grande” de los perros salvajes africanos; siendo que entre las amenazas que deben enfrentar no solo está el cambio climático, sino también la “fragmentación y la pérdida de territorio, las enfermedades y los conflictos con los seres humanos”.
Seguir leyendo: