En muchas ocasiones, los humanos no logran detectar los cambios en la conducta de sus perros. Más aún cuando estas modificaciones se manifiestan de forma gradual. En lo que se refiere a la pérdida de la visión, por las particularidades que tiene esta especie, puede pasar algún tiempo antes de que nos demos cuenta de que hay un problema.
“El perro es un animal olfativo por naturaleza y cuando se queda ciego o presenta disminución visual, memoriza olfativamente la ubicación de los objetos y muebles de la casa deambulando entre ellos sin mostrar la más mínima dificultad”, explicó a Infobae el doctor Juan Enrique Romero, médico veterinario.
En palabras del especialista, “esta conducta demora la detección de una ceguera o disminución de la visión”. Sin embargo, “la detección temprana es fundamental, ya que un diagnóstico precoz y un tratamiento temprano permitirán un mejor pronóstico y manejo para elevar la calidad de vida del animal”, agregó el experto.
En ese sentido, Romero destacó que los síntomas más identificados en los perros con pérdida de la visión, además de los fenómenos colaterales asociados a esta situación, son:
1- Rascarse los ojos, que pueden estar hinchados o inflamados .
2- Opacidad en los ojos.
3- Chocarse con los objetos, ansiedad o vacilación en lugares nuevos.
4- Negarse a subir o bajar escaleras, o a saltar a la cama o a los sillones.
5- Sensación de confusión o miedo en situaciones que tiempo atrás eran familiares y no provocaban este comportamiento.
“Ante la aparición de cualquiera de ellos el paso inmediato es la consulta veterinaria especializada”, advirtió el además ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Ya que, según señaló, en los perros el proceso natural del envejecimiento puede incluir la pérdida de la visión, la cual puede culminar con una ceguera total.
Al igual que ocurre con algunas patologías oftalmológicas en los humanos, la visión de un perro puede verse afectada debido “a razones hereditarias, enfermedades o lesiones”, es por eso que aclaró que, incluso, en algunos casos “la ceguera podría ser tan solo un signo más del problema global principal”.
“Las enfermedades cardíacas, los trastornos renales o hepáticos, o algunas enfermedades del resto del organismo pueden causar como uno de sus signos, la ceguera en los perros”, enumeró Romero.
En el caso de las cataratas, una de las patologías de la visión más frecuentes en los perros, pueden ser provocadas por múltiples factores, tales como la vejez. Esta enfermedad se evidencia por la apariencia turbia del cristalino del ojo del perro, la cual impide que la luz llegue plenamente a la retina.
“Un diagnóstico certero y temprano por parte de un especialista determinará una clara detección y diferenciación que permitirá una cirugía exitosa para preservar la vista del animal”, dijo el experto sobre las cataratas.
Ahora, en el caso del glaucoma, o sea el aumento de la presión intraocular, se trata de una “condición muy dolorosa que se puede tratar con mejores resultados si hay una detección precoz”.
Entre los síntomas del glaucoma, que fueron enumerados por Romero, se encuentran: secreción amarilla o verde de los ojos, las pupilas dilatadas permanentemente, los ojos inyectados en sangre, una reacción tardía a la luz brillante y cambios de carácter por el dolor. “El glaucoma no tratado lleva inexorablemente a la ceguera parcial o total”, alertó el experto.
Por otro lado, “entre las enfermedades genéticas se destaca la atrofia progresiva congénita de la retina que es una afección hereditaria que puede ser difícil de detectar en forma temprana por su progresión lenta lo que hace que el perro se vaya adaptando a su disminución visual”. Esta patología produce un deterioro progresivo de la retina, situación que, a la larga, provoca la ceguera total en ambos ojos.
“Una patología semejante a la anterior es el síndrome de degeneración retinal súbita, con la diferencia de que la discapacidad visual se desarrolla muy rápido y la ceguera total aparece en días o semanas, lo que dificulta la adaptación del animal a la nueva situación”, continuó Romero.
Y finalizó: “La conclusión evidente de todo lo expuesto es que la detección temprana de los signos que demuestran perdida visual permitirá una mejor resolución del problema con la subsecuente mejora de la calidad de vida del animal”.
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