Para los tutores de perros es bastante fácil detectar cuando éste se encuentra mal o está enfermo pero en el caso de los gatos cuesta mucho más, ya que suelen ser mucho más discretos a la hora de mostrar su enfermedad.
Frente a la dificultad de detección de esos signos patológicos, es importante conocer e identificar el comportamiento normal de nuestro gato, cuáles son sus actividades y necesidades, para ser capaces de percibir cuándo algo va mal y cuándo debemos acudir a nuestro veterinario de confianza para solucionarlos.
Los gatos domésticos dividen su tiempo de actividad diaria en tres acciones básicas: comer, jugar y dormir. Por ello, si conocemos a los hábitos normales de nuestro gato será muy fácil detectar rápidamente si está enfermo, ya que alguno de estos comportamientos se verá alterado
La piel es un buen indicador de la salud en cualquier animal ya es el reflejo de todas las actividades metabólicas del cuerpo. En el gato sano debe ser suave y de color uniforme, mientras que el pelaje debe ser suave, pegado al cuerpo y brillante.
Si observamos lesiones por un acicalado exagerado o la falta del mismo con el clásico apelmazamiento llamado “lana de piedra”, costras en la piel, caída del pelo o su carencia (alopecia) tendremos indicios de que algo funciona mal en nuestro gato. El pelaje con caspa o sin brillo suele indicar un problema subyacente que puede no estar relacionado con la piel o con el pelaje, pero que lo afecta indirectamente.
Por otra parte, se suele decir que el gato es un vomitador crónico y que no se le debe dar importancia a este signo. Por ejemplo, si los gatos vomitan bolas de pelo, es algo que puede considerarse normal. Sin embargo, si la frecuencia del vómito aumenta o el animal expulsa comida o sangre, hay que preocuparse y llevarlo a que lo vea un profesional para que determine el origen y la importancia del signo.
La inapetencia, el letargo, la salivación excesiva, el dejar de orinar, o hacerlo en exceso o el beber mucho son señales de alerta que nos dirán que nuestro gato no se encuentra bien y que deberíamos llevarlo a la consulta con nuestro veterinario de confianza.
Un gato jadeante, que le cuesta respirar, que respira a mucha velocidad, que tose o hace ruido al respirar manifiesta posibles signos de problemas respiratorios graves, que podrían llevar a la muerte del animal si no son tratados urgentemente.
Beber y orinar más de lo normal podría ser signo de alguna enfermedad grave como la diabetes o insuficiencia renal.
Si el gato entra y sale con mucha frecuencia de la bandeja sanitaria, si hace la mímica y la postura de orinar pero no lo logra o hace muy poca cantidad, o si llora cuando está allí o sangra, podemos sospechar un problema urinario que requiere atención.
La inclinación de su cabeza y el deambular como desorientado pueden ser señales de problemas de índole neurológico, o de problemas asociados al oído.
Los gatos son expertos en esconder los signos de enfermedad, por eso si detectamos alguna alteración es importante acudir rápidamente al auxilio profesional porque su estado puede ser más avanzado de lo que aparenta.
Estos son algunos de los signos que nuestro gato puede presentar como alarma que amerite concurrir a nuestro veterinario de confianza pero como regla general debemos aplicar el menos común de los sentidos, el sentido común, a la hora de evaluar la anormalidad de un signo conociendo a nuestro gato en su cotidianeidad profundamente.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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