Los osos pardos y los osos polares comparten su historia evolutiva, ya que integraban una sola especie miles de millones de años atrás. Su separación en dos familias diferentes ocurrió hace entre 1,3 a 1,6 millones de años, según establecieron los científicos. Sin embargo, de acuerdo con estudios genómicos actuales, ambos grupos continuaron apareándose durante mucho tiempo luego de esa división.
Un estudio realizado por la Universidad de Buffalo, en Estados Unidos, el Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad de México y la Universidad de Oulu, en Finlandia encontró evidencia de hibridación en los genomas de los osos pardos y polares. No obstante, a lo largo de la historia, los animales que habitan en los polos sufrieron un drástico declive poblacional en relación a los ejemplares pardos.
Los especialistas especulan que, a medida que continúe el derretimiento del hielo marino Ártico, hábitat de los osos polares, estos y los pardos comenzarán a encontrarse en el mismo territorio y será en ese momento en que su historia evolutiva compartida podría volverse más significativa.
Los osos pardos podrán influir así en la adaptación de los polares al clima algo más cálido al que están habituados los pardos.
“Encontramos evidencia de mestizaje entre osos polares y osos pardos que es anterior a un antiguo oso polar que estudiamos”, reveló la doctora Charlotte Lindqvist, profesora asociada de ciencias biológicas en la Facultad de Artes y Ciencias de la Universidad de Buffalo. Los hallazgos de la investigación fueron publicados en junio de 2022 en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias estadounidense.
“Además, nuestros resultados demuestran una historia evolutiva complicada y entrelazada entre los osos pardos y los polares, en la que la dirección principal del flujo de genes va de los osos pardos a los osos polares”, explicó.
“Esto invierte una hipótesis sugerida por otros investigadores de que el flujo de genes ha sido unidireccional y que ha entrado en los osos pardos alrededor del pico de la última edad de hielo”, dijo. Esta hibridación de los dos tipos de osos refleja complejidades que también se ven en la historia evolutiva de los humanos.
Los expertos compararon lo que ocurre con los osos con lo descubierto en torno de los humanos y los neandertales. Las primeras hipótesis de la ciencia indicaban que los actuales seres humanos y los neandertales se dividieron en especies separadas luego de evolucionar desde un ancestro común.
Pero esta teoría se fue modificando cuando científicos hallaron ADN neandertal en personas de origen euroasiático modernas. Esto significa que los actuales humanos recibieron una afluencia de genes de los neandertales. Otro descubrimiento fue que el ADN humano actual de encontró en el genoma de fósiles neandertales. Esto muestra el mestizaje y la influencia de una y otra especie entre sí.
“La formación y el mantenimiento de las especies puede ser un proceso complicado”, dijo Lindqvist. “Lo que sucedió con los osos polares y los osos pardos es un claro análogo a lo que estamos aprendiendo sobre la evolución humana: que la división de especies puede ser incompleta”.
“A medida que se han recuperado más y más genomas antiguos de poblaciones humanas antiguas, incluidos los neandertales y los denisovanos, estamos viendo que se estaba produciendo una mezcla genética multidireccional a medida que diferentes grupos de humanos arcaicos se apareaban con ancestros de humanos modernos”, manifestó. Así, “los osos polares y los osos pardos son otro sistema en el que se ve que esto sucede”.
Los investigadores analizaron los genomas de 64 osos polares y pardos modernos, incluidos varios genomas nuevos de Alaska, un estado donde se encuentran ambas especies. También extrajeron un genoma nuevo y más completo para un oso polar que vivió hace 115.000 a 130.000 años en el archipiélago de Svalbard en Noruega.
El ADN del antiguo oso polar se extrajo de un diente adherido a una mandíbula subfósil: los restos óseos de un oso que no es lo suficientemente antiguo como para ser considerado un fósil verdadero.
Estos datos les permitió elaborar su hipótesis según la cual los osos polares y los osos pardos comenzaron a convertirse en especies distintas hace entre 1,3 y 1,6 millones de años. Pero los expertos admitieron que el mestizaje de los osos polares y pardos, junto con la limitada evidencia fósil de los osos polares, hace que esta edad sea difícil de precisar.
Los científicos también concluyeron que los osos polares sufrieron una dramática disminución de la población después de que se convirtieron en su propia especie.
Esto, a su vez, redujo la variación del acervo genético y dejó a los osos polares con mucha menos diversidad genética que los osos pardos. Finalmente, se descubrió que los osos polares tenían más evidencia de ADN de los osos pardos que al revés, a pesar de la hibridación de ambas especies. Esta investigación dio así un resultado inverso a otras anteriores, que sugerían que eran los pardos los que tenían más rastros de ADN de los polares.
“Es emocionante cómo el ADN puede ayudar a revelar la historia de la vida antigua”, dijo Kalle Leppälä, investigadora postdoctoral de la Universidad de Oulu. “La dirección del flujo de genes es más difícil de determinar que simplemente su presencia, pero estos patrones son vitales para comprender cómo las adaptaciones pasadas se han transferido entre las especies para dar a los animales modernos sus características actuales”.
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