Sin lugar a dudas, la muerte de un animal de compañía es una experiencia traumática y muy dolorosa. Quienes la hemos vivido sabemos que se trata de un trago muy amargo que pone en funcionamiento los mayores mecanismos del duelo emocional sin hacer distinción de especies.
Un animal de compañía no es simplemente un animal de compañía, se trata de un integrante más de la familia, plasmado en el novedoso concepto de familia multiespecie, a partir del cual compartimos la vida con ellos incluyéndolos en nuestro devenir cotidiano.
Su pérdida, difícil de superar, deja un enorme vacío difícil de comprender si no se lo ha vivido. Es ese dolor, esa pérdida difícil de superar, la que impulsa erróneamente a muchas personas a recurrir a la clonación para paliar ese sufrimiento. Mágicamente, poder disfrutar de nuestro animal durante más años parecería un sueño hecho realidad. Sin embargo, no es tan así y la opción amerita un análisis más profundo.
Desde 1996, cuando nació la oveja Dolly, el primer mamífero clonado, ha sido mucha la evolución científica y el proceso de clonación se ha popularizado tanto que, hoy, se puede aplicar a perros y gatos. En función de ello, en 2005, nació en Corea del Sur el primer perro clonado, llamado Snoopy. Pero… ¿qué es la clonación?
La clonación es algo así como una especie de fotocopia del animal clonado. Se trata de una versión calcada de su aspecto físico pero carecerá inexorablemente de la influencia ambiental que haya tenido su original ya que ese ambiente que lo formó mayoritariamente ya no existe.
Es importante destacar que el ambiente y las relaciones, son para el perro y para el gato más de un 70% de su formación final, por lo tanto lo que clonamos es un cachorro, un embrión perfectamente igual genéticamente hablando del animal, pero sin su importantísima carga ambiental. Esa carga ambiental distinta es la que determina que a pesar de su aspecto idéntico, el animal sea otro, absolutamente diferente.
En la actualidad se están abriendo centros de clonación de mascotas por todo el mundo. Entre los famosos que clonaron sus animales de compañía, están la cantante Barbra Streisand y la diseñadora de moda, Diane Von Furstenberg.
El precio por clonar a un animal de compañía, sigue siendo elevado, si bien se ha reducido a la mitad, y asciende a 50.000 dólares por la clonación de perros y 35.000 por los gatos. A pesar de ello se han clonado cientos de animales de compañía.
Es que el precio no es el único problema que encierra la clonación. El tema de que el animal logrado es una fantasía enfermiza del original y conlleva un atentado contra las más simples normas del bienestar animal ya que para crear al primer cachorro clonado, los investigadores tuvieron que implantar quirúrgicamente 1.000 embriones en 123 perros.
La realidad nos muestra un costado poco estudiado desde el punto de vista psicológico y desde la óptica del bienestar animal, ampliamente criticable y que nos permite denostar esta opción falsa de inmortalizar a nuestros afectos en lo físico.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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