Al ser, los perros, la especie con mayor variedad racial y mayor distribución en el planeta, cabe preguntarse si ambos factores están relacionados.
Sin duda ha sido así, pero esta realidad no se trata solo de un fenómeno de selección natural sino de un hecho en el que ha intervenido la mano del hombre, ejerciendo una marcada presión de selección sobre los biotipos generados por la adaptación a determinados ambientes, el aislamiento y la expresión de formas, tamaños y características, a partir cruzamientos consanguíneos. Así se logró, en todo el planeta, un perro para cada necesidad.
Sabemos, sin duda, que el perro ha evolucionado a partir del lobo, hace más de 30.000 años. La explicación pudo ser una división entre dos poblaciones de lobos. Una de ellas, la más mansa y curiosa, la que se habría convertido más tarde en perros domesticados. De esta forma, los lobos se fueron seleccionándose a sí mismos a medida que se acercaban a los humanos para comer restos de sus comidas.
Sobre esa población de lobos más mansos y más cercanos el ser humano trabajó cruzándolos, según las características que observaba y las funciones que necesitaba. Con el paso tiempo, y a causa de cruzamientos intencionales y mutaciones casuales, el clima de las regiones, las necesidades y las preferencias humanas, hicieron que las diferencias fueran cada vez más numerosas y variadas. Así surgieron las primeras razas de perros.
Los propios seres humanos hemos diseñado, armado, “fabricado” y desarrollado al perro, teniendo como resultado tanta variedad, a través de la expresión genética de algunas de las características más salientes y llamativas del lobo. En la actualidad se reconocen más de 500 razas de perros en el mundo.
A medida que nuestros ancestros humanos fueron distinguiendo las diferentes habilidades en los canes, se irían diferenciando las razas, cada una de ellas con su propia característica. Para dar tan solo un ejemplo, el ser humano observando que algunos animales acechaban más y mejor que otros, que se quedaban inmóviles en la emboscada de la presa mucho mejor y más tiempo, pudo capitalizar esa ventaja, logrando luego de muchísimas generaciones y cruzas un lobo-perro, y finalmente un perro que marcaba firmemente a la presa.
El cambio desde una vida nómade hacia el modo de establecerse en un lugar fijo, fue motivado por la domesticación primero del perro y luego de sus presas rumiantes que antes migraban detrás de las pasturas, fue el que generó el estilo de vida actual mayoritario del ser humano y su responsable primario es el perro.
Pero las razas se cruzaron y se volvieron a cruzar decenas de veces surgiendo los “sin raza”, los “cordón-vereda”, menos previsibles, más longevos y más encantadores, convirtiéndose en los más populares. Con ellos nace la mayor cuota de abandono, de maltrato y de desidia que desgraciadamente persiste hasta nuestros días.
El hombre “creó” al perro, lo utilizó y lo utiliza aún y él sigue fiel aunque la recompensa no siempre sea la lealtad y el buen trato…
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
SEGUIR LEYENDO: