El perro es uno de las especies animales más estudiadas de todo el universo natural. Sin duda, ha resultado uno de los animales más interesantes para la ciencia, dada su cercanía al ser humano y la multiplicidad de las actividades relacionadas con él.
Todo ello ha llevado a que sus habilidades hayan sido analizadas y estudiadas hasta el más mínimo detalle, aumentando de esa forma la consideración de la especie por parte del ser humano.
La relación entre el perro y el ser humano se remonta a más de treinta mil años cuando los lobos empezaron a acompañar a los primeros humanos en sus cacerías, algo que hoy continua con sus descendientes, los perros.
El perro desarrolla múltiples tareas en las sociedades actuales.
Resulta de gran ayuda a personas con discapacidad y sus múltiples acciones van desde los perros de seguridad policial sin olvidar a los auxiliares rurales y al que tan solo es, nada y nada menos, que la gran compañía de la vida de muchas personas.
De esta forma queda clara y manifiesta una gran utilidad en muchos ámbitos y actividades algunas de ellos primordiales para la vida de los seres humanos.
En el mundo actual, puede llegar además, a ser un miembro fundamental de la familia. Muchas veces, las personas repiten la experiencia de compartir la vida con un perro, varias veces a lo largo de la existencia, demostrando que ésta ha sido hermosa y enriquecedora.
Por otra parte, es notorio el avance en materia de los derechos de los animales que ha ocurrido exponencialmente en los últimos años. Hablar de familia multiespecie es un concepto nuevo pero cada día más arraigado dejando de considerar “cosas” a los animales para dotarlos de una cada vez mayor protección frente al posible maltrato.
En ese contexto, una muy reciente investigación ha demostrado una nueva aptitud de los perros que muchos humanos desearían tener y que ha conseguido elevarlos todavía más dentro de la escala de inteligencia y consideración: queda demostrado que los perros pueden identificar las emociones de los humanos y percibir o detectar su intención.
La investigación expuso todo de lo que eran capaces los perros del grupo de estudio y llegaron a la conclusión que pueden saber quién miente evitando en consecuencia el trato con aquellos que no son sinceros. De esta forma, el animal puede identificar quién es franco o mentiroso gracias a sus capacidades cognitivas.
Para demostrarlo se emplearon pruebas sencillas en las que los seres humanos ofrecían recipientes de comida llenos o vacíos y los perros podían percibir por los gestos si se trataba de algo verdaderamente sincero o no. Los perros podían dejar de confiar en aquellos “mentirosos” justificadamente y por medio de una percepción especial, algo que hasta la fecha nadie había demostrado científicamente.
Así las cosas, tras las conclusiones del estudio los perros han demostrado poseer una especie de sentido añadido o extra por el que son capaces de desconfiar acertadamente de aquellas personas que pretenden mentirles o destratarlos.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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