Los labradores son sociables, los pitbulls agresivos, los pekineses malhumorados y así puede seguir la lista. Los perros, igual que las personas, están sometidos a estereotipos. Una reciente investigación de científicos de la Universidad de Massachusetts publicada en la revista Science advirtió que estos comportamientos tendrían menos que ver con la raza de lo que se creía hasta ahora.
Según los datos históricos, las razas comenzaron a surgir durante el siglo XIX. De ahí que los perros pueden tener aspectos físicos muy distintos, como por ejemplo, un enorme gran danés luce completamente distinto que un pequeño chihuahua. En general, se piensa que estas diferencias también se manifiestan en el comportamiento.
Al explicar la metodología del estudio, los científicos explicaron en su publicación que “las razas modernas de perros domésticos tienen solo (aproximadamente) ~160 años y son el resultado de la selección de rasgos cosméticos específicos. Para investigar cómo la genética se alinea con las características de la raza” se realizó una secuenciación del ADN de “más de 2.000 perros de pura raza y mestizos. Estos datos, junto con las encuestas a los propietarios, se utilizaron para mapear los genes asociados con los rasgos físicos y de comportamiento”, según la publicación.
La doctora Elinor Karlsson, de la facultad de medicina Umass Chan de la Universidad de Massachusetts, coautora del estudio, dijo que la investigación reveló una gran diversidad de comportamientos dentro de cada raza. “Incluso si el promedio es diferente, todavía tienes una muy buena oportunidad de conseguir un perro que no coincida con lo que la gente dice que se supone que es la raza”, dijo.
En el estudio publicado en Science, el equipo científico explicó cómo analizó las respuestas de la encuesta vinculada con los rasgos físicos y de comportamiento de 18.385 perros, casi la mitad de los cuales eran de raza pura, con datos genéticos analizados para 2.155 de ellos.
Esta encuesta sugirió que aproximadamente el 9% de la variación del comportamiento se explicaba en la raza. “En su mayor parte, no vimos grandes diferencias en las razas, pero hay algunos (comportamientos) que están más conectados con la raza que otros”, explicó Karlsson.
Si bien ningún comportamiento era exclusivo de una raza, los aullidos eran más comunes entre los beagles, mientras que los pitbulls y los retrievers eran más “sociables con los humanos” o se sentían cómodos con los extraños. En cuanto a las diferencias ancestrales de cada raza, los especialistas dijeron que, por ejemplo, las razas de pastoreo eran más dóciles, entre otros rasgos que las caracterizaron.
Pero el punto más destacable de la investigación es que hubo un alto grado de variabilidad entre cada individuo, lo que significa que es difícil predecir el comportamiento de un perro en función de su raza. Para explorar si la genética explicaba los rasgos comunes, en el estudio se analizó el comportamiento de los perros callejeros que tenían diferentes niveles de ascendencia de razas particulares. Los resultados revelan que algunos rasgos tienen un componente genético más fuerte que otros.
Cuando tenían ascendencia en labrador retriever los perros callejeros tenían pocos reparos en mojarse, pero tal ascendencia parecía no tener ningún vínculo con la sociabilidad humana. “Esperaríamos que si los perros perdigueros de Labrador son genéticamente más sociables con los humanos, deberíamos ver que los perros callejeros con más ascendencia de perros perdigueros de Labrador sean más sociables con los humanos”, dijo Karlsson.
Análisis anteriores de mismo equipo mostraron que la sociabilidad con los humanos es altamente heredable, aunque, dijo Karlsson, los resultados de los perros callejeros sugieren que las variantes genéticas involucradas no parecen ser más comunes en razas particulares. De esta forma, las variantes entre las distintas razas para los rasgos de comportamiento pueden deberse a influencias ambientales o, incluso, aseguraron los expertos, a percepciones de cada propietario.
De esta forma, el equipo de expertos no encontró que el comportamiento de los perros analizados fueran hereditarios, incluida la facilidad con la que un perro es provocado por un desencadenante aterrador, un hallazgo que sugiere que la agresividad de un perro puede tener poco que ver con la genética.
Los tutores “deberían prestar mucha menos atención a todas las historias sobre lo que dice la ascendencia racial de su perro sobre su comportamiento y personalidad, y prestar atención al perro sentado frente a ellos”, recomendó Karlsson. Por su parte, Daniel Mills, profesor de medicina conductual veterinaria en la Universidad de Lincoln, quien no formó parte del equipo de investigación, consideró que la genética puede brindar información sobre las poblaciones, pero a menudo revela mucho menos sobre los individuos.
Mills agregó que no lo sorprendía que el resultado del estudio de la Universidad de Massachusetts indicara que la genética juega un papel pequeño en la agresión canina y criticó la legislación específica de las supuestas razas agresivas. “Es poco probable que los comportamientos potencialmente riesgosos sean controlados por mecanismos genéticos simples, ya que los animales tienen que hacer juicios basados en un entorno mucho más amplio y su historial de desarrollo”, dijo.
Así, aunque muchos rasgos físicos estaban asociados con las razas, el comportamiento era mucho más variable entre perros individuales. En general, la heredabilidad de los rasgos físicos fue un predictor más importante de la raza, pero no fue necesariamente un predictor de la ascendencia racial en perros callejeros.
En otro estudio realizado en el Reino Unido y publicado Scientific Reports, reveló que las diferentes razas tienen esperanzas de vida muy diferentes. El análisis de 30.563 registros de muertes de perros en el Reino Unido, recopilados entre 2016 y 2020, mostró que mientras los jack russell terriers tienen una esperanza de vida de 12,72 años al nacer, las razas de cara chata tendían a tener una vida más corta. Así, los bulldogs franceses tienen una esperanza de vida al nacer de sólo 4,53 años.
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