Los pétalos de las flores, tienen diversas sustancias que crean un efecto de “ojo de buey” que guía a los insectos en su búsqueda de polen. Así lo explicó el estudio dirigido por Matthew H. Koski, profesor asistente de ciencias biológicas en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Clemson. La investigación, arroja luz sobre las modificaciones químicas en las flores que responden a razones ambientales, incluyendo el cambio climático, que podría amenazar su supervivencia.
El equipo de investigación estudió la Argentina Anserina, una planta con una flor amarilla y brillante, también conocida como hierba plateada, perteneciente a la familia Rosaceae. Los investigadores buscaban aprender cómo los pigmentos en los pétalos, visibles solo en el espectro ultravioleta, juegan un papel integral en la plasticidad de la planta, es decir, su capacidad para responder rápidamente a un entorno cambiante. El estudio, publicado en la revista Evolution, también incluyó a los investigadores Clemson Lindsay M. Finnell, Elizabeth Leonard y Nishanth Tharayil.
Por un lado, estudiaron el crecimiento de la hierba Plateada en diferentes elevaciones en el suroeste de Colorado, Estados Unidos, para comprender mejor las funciones de los diversos químicos absorbentes de rayos UV en los pétalos de las plantas y cómo funcionan estos químicos para ayudar en la polinización y, por lo tanto, la reproducción. El profesor Koski explicó que “aunque los humanos no pueden ver los patrones UV en los pétalos de la flor, muchos de sus polinizadores sí pueden.”
“Siempre me ha fascinado cómo surge la variación de color de las flores y cómo evoluciona, y qué factores impulsan la evolución de esa variación -manifestó Koski- así que me interesó pensar en cómo percibimos el color en comparación a cómo lo hacen los organismos que interactúan más frecuentemente con las flores”.
Los insectos polinizadores, por ejemplo, ven en el espectro ultravioleta, entonces las flores que reflejan o absorben las longitudes de onda ultravioleta dan, a los polinizadores, la percepción de diferentes colores que los humanos no podemos ver. Koski, expresó que le fascina “descubrir lo que estas señales UV podrían estar haciendo funcionalmente con respecto a la polinización.”
Además, dijo que una amplia gama de plantas tienen concentraciones de químicos que absorben los rayos UV en la base de los pétalos de las flores, mientras que las puntas de los pétalos tienen más químicos que reflejan los rayos UV. Esto crea un efecto general de “ojo de buey” que guía a los insectos en su búsqueda de polen.
El equipo quería profundizar sobre cómo las plantas se adaptan para sobrevivir en diferentes entornos. Es por eso, que en una altitud de 1.000 metros, descubrieron que las flores se adaptan a sus entornos al producir diferentes cantidades de sustancias químicas que bloquean o absorben los rayos UV.
“En elevaciones más altas, siempre hay más compuestos absorbentes de rayos UV o un área espacial más grande de absorción de rayos UV en los pétalos, en comparación con las poblaciones de baja elevación”, expresó. Entonces, los investigadores dijeron que esto demuestra la plasticidad de la planta, que Koski definió como diferentes rasgos en los mismos organismos bajo diferentes condiciones ambientales. Este es un paso fundamental para comprender cómo los organismos se adaptan para sobrevivir al cambio.
Para Koski, lo importante de la plasticidad es que, “cuando pensamos en el cambio climático y el cambio global, la plasticidad es un mecanismo por el cual las poblaciones naturales pueden responder muy rápidamente a los cambios climáticos y persistir en esos climas.”
Por otro lado, si bien se considera que el proceso de evolución, del cual se obtienen cambios en el código genético a lo largo del tiempo, avanza más lentamente respondiendo “plásticamente al cambio ambiental”, expuso.
“La investigación nos planteó la incógnita sobre si las respuestas plásticas a las situaciones ambientales son adaptativas”, manifestó el profesor, a lo que respondió que “el estudio encontró que el cambio plástico en la pigmentación UV benefició a la planta, especialmente a las que se encuentran en altitudes elevadas, porque el aumento de la absorción ultravioleta en los pétalos resultó en una mayor viabilidad del polen”.
La investigación ayudará a los científicos a comprender mejor cómo responden los organismos a los cambios ambientales e incluso a predecir si algunos organismos podrían sobrevivir a un cambio ambiental rápido, como el cambio climático global, y qué tan bien podrían hacerlo.
También sería importante para la agricultura, porque algunos de los mismos pigmentos sensibles a los rayos ultravioleta que trabajan en la hierba plateada también están presentes en cultivos comerciales como la mostaza y los girasoles. “Es interesante pensar si los factores abióticos como los rayos UV o la temperatura están cambiando la expresión de estos rasgos, cómo afectará eso a la forma en que los polinizadores ven las flores, y cómo lo hará en cuanto al rendimiento y la producción de semillas en los cultivos”, planteó Koski.
La investigación del equipo podría incluso ser importante para los jardineros hogareños que intentan atraer tipos específicos de polinizadores a sus plantas. “Creo que una cosa en la que la gente piensa es en plantar una diversidad de flores con diferentes colores y morfologías para atraer muchos tipos diferentes de polinizadores, como un jardín amigable con los polinizadores”, sostuvo Koski.
Y concluyó en que “algo en lo que pensar es que a menudo no conocemos todos los detalles de qué colores perciben los polinizadores y cómo eso podría cambiar con las estaciones. Solo porque las cosas pueden parecernos muy similares a nosotros, no significa que no puedan ser muy diversas para los polinizadores, y además podrían atraer a un conjunto diferente de los polinizadores que esperamos”.
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