Los animales de afecto y compañía mejoran la salud de los adultos mayores, sobre todo en el aspecto cognitivo. Según recientes trabajos científicos, vivir con un animal conduce a un menor deterioro de la cognición y un menor riesgo de sufrir una discapacidad. Además, los animales de compañía colaboran con la disminución de la presión sanguínea y el estrés.
Se ha demostrado que el deterioro cognitivo disminuyó a un ritmo más lento en los propietarios de animales, diferencia que fue mayor entre los que tenían animales desde hace más tiempo.
Aquellos que vivían con animales por un lapso mayor a cinco años, fueron los que demostraron las mayores ventajas.
Por otra parte, un animal de compañía obliga indirectamente, a partir de las pautas de su propio cuidado, a aumentar la actividad física, con los resultados beneficiosos que esto trae.
Afirmaron también que la tutela de perros o gatos también aumenta la autoestima, alivia la soledad, fomenta la necesidad de hacer ejercicio y mejora la salud en general.
Jugar con un animal aumenta los niveles sanguíneos de algunas de las sustancias químicas cerebrales responsables de producir bienestar general en el organismo como lo son la oxitocina, la llamada “hormona del amor”, y la dopamina, el mediador químico responsable, entre otros, del equilibrio emocional.
Estas hormonas y mediadores generan sentimientos positivos y de unión, tanto para el ser humano cómo para su animal, reforzando el vínculo.
A pesar de la excelente noticia, la compañía de perros o de gatos no se asoció a un menor riesgo de muerte por cualquier causa.
Un documento del Centro Médico de la Universidad de Michigan, que aún no se ha publicado, se presentó en la reunión anual de la Academia Estadounidense de Neurología.
Participaron de la investigación 1.369 adultos mayores con una edad media de 65 años que tenían habilidades cognitivas normales al inicio del estudio. El 53% tenía animales de compañía, y el 32% eran tutores a largo plazo, definidos como aquellos que tenían animales durante cinco años o más. De los participantes en el estudio, el 88% eran blancos, el 7% negros, el 2% hispanos y el 3% de otra origen étnico.
Para la investigación, se pidió a los participantes que recordaran una lista de diez palabras, tanto inmediatamente como después de cinco minutos. Tuvieron que contar hacia atrás desde 20 y hacia atrás desde 100 restando siete de cada número.
El estudio encontró que, después de seis años, los tutores de animales vieron a largo plazo una caída menor en su puntaje promedio en estas pruebas que aquellos que no convivían con animales.
Cada vez hay más pruebas de que el estrés puede provocar un deterioro cognitivo y los expertos creen que los perros, gatos y conejos domésticos pueden ayudarnos a mantenernos mentalmente alerta al reducir el estrés.
En el mismo sentido, los autores del estudio señalaron que las personas con mejores habilidades de pensamiento pueden ser más propensas a tener animales de compañía, ya que pueden lidiar con tareas múltiples de cuidado.
La doctora Tiffany Braley de la Universidad de Michigan, quien dirigió el estudio, dijo: “Estudios anteriores han sugerido que el vínculo humano-animal puede tener beneficios para la salud, como disminuir la presión arterial y el estrés”.
“Nuestros resultados sugieren que tener un animal de compañía también puede proteger contra el deterioro cognitivo”, continuó.
Los investigadores también descubrieron que los beneficios cognitivos asociados a los animales de compañía durante más tiempo eran mayores para las personas afroamericanas, los adultos con estudios universitarios y los hombres. La directora del estudio afirmó que es necesario investigar más a fondo las posibles razones de estas asociaciones.
En respuesta a los resultados que se dieron a conocer, la doctora Rosa Sancho, jefa de investigación del centro médico Alzheimer’s Research del Reino Unido, dijo: “Los humanos aman a sus animales, y éstos pueden ser una fuente importante de compañía y consuelo a lo largo de nuestras vidas”.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional
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