Un paseo con un perro hiperactivo en el que tengamos que hacer sky-perro no resulta grato ni feliz, lo que debería ser un momento calmo y de placer se transforma en un calvario de difícil solución.
La gran pregunta es es cómo hacer para que no tiren de la correa. La situación afecta a tutores y a perros ya que el animal no está feliz, tirando permanentemente tratando de vencer una resistencia agotando su bienestar emocional y físico. Enseñarle a no tirar será beneficioso para todos y sobre todo para un programa de enseñanza y educación de nuestro perro.
Tirar es un impulso natural de los perros, por lo tanto, nuestra lucha es contra lo ancestral, lo instintivo y por ello no será fácil. La alegría en un perro se traduce en querer correr por que responde a sus impulsos. Al correr querrá tirar de la correa.
Como siempre nuestra enseñanza requiere tiempo y paciencia hasta lograr la comprensión por parte del perro de nuestros objetivos. La mejor opción es jugar con él antes del paseo para agotar emocional y físicamente su resistencia.
Con respecto a collares, el modelo Halti, que enlaza un medio bozal sobre el hocico es un buen auxiliar para el aprendizaje. Al ponerle el collar, como premonitorio de una salida, lo más probable es que empiece a ladrar y a saltar. Entonces lo aconsejable es quedarse quieto, en silencio e inducir la calma. Tiene que comprender que para salir el requisito es estar calmo.
En la calle lo más recomendable es enseñarle a base a recompensas. Es muy útil llevar rodajas de salchicha, o golosinas para perros para dárselas cada 3 o 4 pasos si camina junto a uno, cumpliendo lo previsto.
La atención del perro se está centrando en el guía que tiene la recompensa y se desvía del entorno. Todo se complementa con la felicitación y las caricias. Con el tiempo, si todo va bien hay que espaciar las recompensas tangibles con las muestras de afecto y consideración.
Una vez que aprendió el comportamiento básico cada vez que se adelante y tire de la correa, debemos pararnos de golpe y obligarlo a sentarse. Sólo cuando se tranquilice, seguirá nadando. Cada vez que se transgreda el ritmo repetiremos la acción.
Cada vez que vuelva a quedarse junto hay que felicitarlo y seguir, logrando de ese modo que el perro aprenda que si mantiene el ritmo tardará menos en llegar a donde quería. Las órdenes deben ser constantes y permanentes y nunca ser aplicadas para unas cosas sí y para otras no.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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