La mutación genética que hace que los perros como los chihuahuas y los pomeranias sean tan pequeños se originó por primera vez en los lobos hace unos 53.000 años, revela un estudio.
Investigadores dirigidos por los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos identificaron una mutación en un gen regulador de la hormona del crecimiento canino que se asocia con cuerpos de tamaño pequeño.
Los hallazgos de la investigación publicada en la revista Current Biology refutan la idea de que los perros pequeños son producto de la cría de pequeños compañeros a raíz de la domesticación hace 20.000 años.
El estudio, realizado por la genetista Elaine Ostrander del Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano y sus colegas, concluye una búsqueda de una década de la mutación genética que subyace en los cuerpos pequeños de los perros.
El éxito llegó cuando el equipo buscó secuencias genéticas que estaban colocadas al revés y que también estaban presentes en otros cánidos como lobos y también en ADN antiguo. Este enfoque produjo una forma inversa del gen del factor de crecimiento similar a la insulina 1 (IGF1), que se encontró que tenía variantes que se correlacionaban con el tamaño corporal general.
“Observamos 200 razas y se mantuvo muy bien”, explicó Ostrander. “Esto se relaciona mucho con la domesticación canina y el tamaño del cuerpo, y las cosas que pensamos que son muy modernas en realidad son muy antiguas”, añadió.
De hecho, cuando los investigadores analizaron muestras de ADN de lobos antiguos para determinar cuándo surgió por primera vez la mutación IGF-1, el equipo descubrió que ya estaba presente en el código genético de un lobo estepario que vivió en Siberia hace unos 53.000 años.
“Es como si la naturaleza lo hubiera guardado en su bolsillo trasero durante decenas de miles de años hasta que lo necesitaba”, remarcó la experta.
Los investigadores dijeron que también encontraron la mutación IGF-1 en otros miembros de la familia de los cánidos, incluidos los perros de caza africanos, los coyotes y los chacales.
Con su estudio inicial completo, los investigadores continúan su investigación sobre los genes que regulan el tamaño del cuerpo en los caninos. “Una de las cosas que es genial de los perros es que, debido a que han evolucionado tan recientemente, en realidad no hay muchos genes de tamaño corporal”, remarcó Ostrander.
Y concluyó: “De hecho, los cánidos solo tienen 25, en comparación con los cientos que hay en nosotros, los humanos. Tengo muchas ganas de entender todo el continuo, desde los chihuahuas hasta los grandes daneses”.
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