Llevan con nosotros más de 30.000 años y aún nos queda mucho por descubrir sobre ellos. Unos análisis recientes, sin embargo, pueden ayudarnos a entenderlos mejor
El mejor amigo del hombre le ha acompañado en su aventura por la Tierra desde hace miles de años. Antes se hablaba de una convivencia entre ambos de unos 10.000-15.000 años, pero teorías más recientes confirman una relación mucho más antigua que surgió en el paleolítico medio, al menos hace unos 30.000 años.
Algunos apuntan que lo más probable es que los cachorros más jóvenes fueran los que se acercaran a los adolescentes de la tribu, y así surgió una amistad que continúa hoy en día.
Al evolucionar a nuestro lado se han acostumbrado a nosotros y nuestras rutinas e incluso las evidencias demuestran “que los perros desarrollaron un músculo para levantar la ceja interior después de ser domesticados” y así poder darnos más lástima.
De la misma manera, nos parece que sonríen por una especie de una traducción que hace nuestro cerebro intentando “humanizar” los rasgos de su mascota. Aun así, está claro que el contacto visual es muy importante.
A pesar de llevar tanto tiempo con ellos, aún hay ciertas cosas que nos quedan por descubrir. Un conjunto de descubrimientos recientes podrían cambiar las ideas preconcebidas que tenemos de nuestros perros. Por ejemplo, una investigación publicada el mes pasado mostró que los perros entienden la comunicación veral igual que nosotros, según informa Science Alert: analizan el tono y luego el significado como aspectos separados del habla humana.
Cuando escuchamos hablar a alguien, nuestro cerebro divide el trabajo de procesar esa comunicación verbal entre los hemisferios izquierdo y derecho. Primero, el hemisferio derecho se centra en analizar el tono subyacente del hablante, luego el hemisferio izquierdo procesa el significado de lo que hemos escuchado.
Los investigadores descubrieron en 2014 que los cerebros de los perros se reparten la tarea del procesamiento del habla de la misma manera, entre sus hemisferios izquierdo y derecho, y otra investigación más reciente ha concluido que entienden primero el tono y luego el significado, exactamente igual que los humanos. Todo esto lo hallaron tras examinar la actividad cerebral de 12 canes.
Nada de siete años
Un último análisis publicado este verano descubrió que los cachorros envejecen más rápido que los perros mayores, por lo que probablemente no estás calculando bien la edad de tu mascota. El estudio ha dado evidencias genéticas de que los cachorros de labrador envejecen más rápido que sus contrapartes más mayores, “un perro de un año sería como un humano de 30″, explica Trey Ideker, coautor del estudio.
Pero después de ese primer año o dos, los perros envejecen más lentamente a medida que pasa el tiempo, o más bien, lo hacen sus células. Entonces, por cada año que envejece un perro, el aumento correspondiente en “años humanos” se reduce. Un labrador de 12 años tiene 70 años humanos, según el estudio, por lo que, según explicaron los investigadores, si quisieras calcular el equivalente entre tu edad y la de tu mascota lo más probable es que necesitases una calculadora.
Pueden volver a casa
Otra investigación reciente descubrió que pueden usar el campo magnético de la Tierra como una brújula para encontrar el camino a casa. No solamente pueden hacerlo gracias al sentido del olfato, sino que los cachorros poseen este extraño don de GPS. Las aves, las ballenas y los delfines también usan el mismo sexto sentido, llamado magnetorrecepción, para trazar sus largas migraciones.
El campo magnético, según los investigadores, proporciona un marco de referencia universal, esencial para la navegación de larga distancia. Para el análisis utilizaron rastreadores GPS y realizaron 662 expediciones con 27 perros terriers y salchicha, entrenados para encontrar presas en bosques y después volver de regreso con sus dueños. Se descubrió que aquellos que eran liberados en el bosque volvían sobre sus propios pasos gracias al sentido del olfato.
Pero en un tercio de las expediciones, los perros tomaron un camino diferente a casa: en esos viajes, la mayoría de los perros comenzaron corriendo 20 metros a lo largo del eje norte-sur de la Tierra. Este “recorrido de brújula” los ayuda a descubrir dónde están el norte y el sur y, a partir de ahí, dónde encuentran ellos.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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