En 1997 se calculaban unos 600 ejemplares vivos de vaquitas marinas en el planeta. Actualmente, se estima que aproximadamente solo diez de estos animales se encuentran con vida en el Golfo de California (México), el único lugar en el que aún se puede observar naturalmente a uno de estos animales en altísimo riesgo de extinción.
La causa fundamental de su extinción no es otra que la pesca ilegal, una acción que lenta y progresivamente está acabando con la biodiversidad mundial. La pesca es un tema complejo en el aspecto político, económico y social ya que el gobierno mexicano prohíbe ciertas artes de pesca como por ejemplo las redes de enmalle en gran parte del propio Golfo de California, pero resulta imposible supervisar y efectivizar y cumplimiento de esta norma.
Muchos pescadores salen diariamente al mar con redes ilegales, lo que provoca que estos cetáceos enganchados en ellas mueran y su especie camine directo a la extinción. Una de las soluciones a ese riesgo es conseguir frenar esta práctica.
La diminuta vaquita marina es una de las especies más amenazadas del mundo. Esta criatura rechoncha de algo más de un metro de largo, es la más pequeña de los cetáceos, familia que incluye a las ballenas, los delfines y las marsopas.
El oscuro pigmento alrededor de sus ojos les da una mirada bovina; de allí, su nombre coloquial. Es endémica del Golfo de California, México y si bien nadie sabe con certeza cuántas quedan vivas actualmente, en 2018 quedaban menos de 19. A menos que se pueda frenar las muertes , las vaquitas seguramente se extinguirán antes del 2022.
Poco después de que los científicos descubrieran la especie en 1950, se dieron cuenta de que ya estaba en peligro. Con frecuencia, las vaquitas se hundían en redes de deriva destinadas a camarones y totoabas, un pez cuya vejiga natatoria es una exquisitez en China.
En 1975, México prohibió la pesca de totoabas. Pero aun así esta tarea sigue siendo más fácil, más lucrativa, y menos riesgosa que el propio tráfico de drogas, por eso la pesca de totoabas continúa; y, por ende, también la muerte de vaquitas por su captura accesoria.
Los empobrecidos cazadores furtivos, los codiciosos cárteles y los funcionarios corruptos siguen preocupándose mucho más por capturar totoabas que por proteger a las vaquitas. La lucha global y multifactorial contra la extinción de las especies es una advertencia sobre la importancia de proteger integralmente animales poco conocidos tempranamente frente a las amenazas que surgen.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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