Cuando se habla de tratamientos contra el alzhéimer, es necesario ser muy cautos. Sobre todo en seres humanos en los que, como esta enfermedad neurodegenerativa no tiene cura, cualquier avance es recibido con gran expectación.
Es necesario destacar que sobre todo el perro, aunque también el gato, sufren una patología semejante que se define como síndrome de disfunción cognitiva senil.
Se manifiesta con ausencias, eliminación inadecuada ( el perro orina y /o defeca donde no debería en forma repentina), altera sus ritmos de sueño y vigilia y cambia ostensiblemente su carácter.
Al deterioro natural de muchas partes del cuerpo el cerebro lo acompaña con su particular decadencia manifestada por olvidos que en el perro se plasman quedándose mirando una puerta por no recordar para donde abre, por ejemplo.
También es frecuente que los perros giman en la noche o se queden estáticos en el rincón de un amplio salón como desorientados o estupefactos.
En el perro, existen algunas drogas que ayudan a sobrellevar la situación y los médicos veterinarios especializados en la vejez saben cómo abordar estas circunstancias patológicas con cierto margen de éxito.
Lo llamativo de una reciente investigación es el caso de dos viejos fármacos: el gemfibrosil, usado para reducir el colesterol circulante y el ácido retinoico, usado para patologías tan dispares como el acné o la psoriasis han mostrado en ratones que pueden contrarrestar el daño cerebral y que incluso pueden mejorar la cognición.
El tratamiento con ambas drogas combinadas aplicado a animales ha mostrado cierto éxito potencial y algunos resultados halagüeños.
Ambos medicamentos tienen la asombrosa capacidad de concentrarse en unas células del cerebro, que parecen estrellas íntimamente involucradas en el proceso que destruye progresiva e insidiosamente el cerebro.
Se ha descubierto que estas células, llamadas astrocitos, son las responsables de la acumulación de la placa que daña las neuronas, en esta enfermedad del ser humanos, de los perros y de los gatos.
También se ha descubierto que cuando ambos medicamentos se usan en combinación, obligan a los astrocitos a revertir su destructividad y reducen la formación y depósito de estas placas en el cerebro, mejorando la función cognitiva.
Los hallazgos sugieren que, tal vez en un futuro no muy lejano, estos medicamentos puedan reutilizarse para “persuadir” a esas células a desempeñar un papel beneficioso, sirviendo como “máquinas limpiadoras” de placas eliminando su acumulación y evitando que el alzhéimer destruya el cerebro.
SEGUIR LEYENDO