Después de un intenso recorrido, un aguará guazú rescatado a la vera de una ruta de la provincia argentina de Santa Fe se encuentra en condiciones de ser reintroducido a su hábitat natural. Vivió durante 5 meses en el Centro de Recuperación de Especies Temaikèn, y el 2 de noviembre será llevado al norte de la provincia, a la misma zona en la que fue rescatado.
Contará con un collar transmisor que permitirá verificar su efectiva supervivencia y además conocer sus movimientos para saber sobre la especie. Se trata de un paso importantísimo en consideración de que se trata de una especie amenazada principalmente por la acción humana, a través de la pérdida y degradación de sus hábitats óptimos, atropellamientos, persecución directa, captura y caza ilegal.
Se trata de un cánido endémico de Sudamérica, que habita en zonas abiertas inundables entre pajonales e isletas de monte y palmares (en Argentina, en las provincias de Corrientes, Formosa, Chaco, norte de Santa Fe y Córdoba y este de Santiago del Estero). Se caracteriza por sus patas largas y un pelaje largo de color rojo con una especie de crin oscura en su cabeza.
El rescate
En mayo de este año llegó a Fundación Temaiken una cría pequeña de aguará guazú que había sido encontrada en la vera de una ruta en Santa Fe. Miembro de una especie vulnerable en Argentina, el animal había sido hallado separado de su madre y en muy mal estado general.
Las autoridades de Ministerio de Ambiente y Cambio Climático de la provincia de Santa Fe se comunicaron con el Centro de Recuperación de Especies Temaikèn (CRET) para que un equipo interdisciplinario lo asistiera, no solo desde un abordaje médico sino también comportamental porque al ser un cachorro todavía no había aprendido lo necesario para sobrevivir en su hábitat natural.
“Cuando lo recibimos, este aguará era muy joven. No sabemos su edad con precisión, calculamos unos 6 meses, pero sí sabemos que por algún motivo se separó de la madre. Si no hubiera sido rescatado, este animal estaba condenado a no sobrevivir porque en esta etapa de su vida depende de su madre, ya que se alimenta de su leche y ella le enseña lo que tiene que aprender para luego sobrevivir en la vida adulta en la naturaleza”, explicó Cristian Gillet, responsable de Rescate y Rehabilitación de Fauna de Fundación Temaikèn.
El poco conocimiento sobre la especie la rodea de mitos y desinformación, como la creencia de que se alimenta de ganado cuando su dieta principal incluye peces, pequeños roedores, aves, reptiles y también frutos.
Desarrollando sus instintos naturales
Una vez en las instalaciones del CRET en Escobar, el aguará guazú fue alojado en un recinto a cielo abierto con barreras visuales, en total aislamiento y ambientado con abundante vegetación natural que le proporcionaba diversos refugios. A lo largo de los meses y a través de las cámaras trampa, los cuidadores de Fundación Temaikèn pudieron seguir su evolución y verificar a qué estímulos respondía de forma positiva.
“En todo momento nuestros técnicos especializados en rehabilitación evitan el contacto directo con los animales para que aprendan a sobrevivir por sus propios medios y no busquen acercarse a las personas una vez que sean reinsertados en la naturaleza”, especificó Gillet. Todo el equipo de profesionales del CRET trabajó para que el joven animal aprendiera y desarrollara habilidades, que son muy importantes para su supervivencia, como la búsqueda de alimento (excavando, en lagunas, en altura), exploración de ambiente o búsqueda de refugio.
A lo largo de los siguientes 7 meses, el aguará guazú rescatado fue mostrando buenas señales. Aunque en sus primeros días no se mostraba activo, luego fue adquiriendo confianza en sí mismo y respondiendo a los estímulos. A través de las cámaras sus cuidadores vieron cómo cazaba un roedor luego de varios intentos fallidos, poco a poco fue aumentando su capacidad de rastreo, para lo cual le fueron variando las presas y los lugares, y también aprendió a pescar en una pequeña pileta que le prepararon en el recinto.
Listo para la reinserción
Luego de una rehabilitación completa, hoy ya cuenta con el alta médica y comportamental para volver a su hábitat natural en Santa Fe. En esta instancia, además de chequeos médicos de rutina para re-confirmar su buen estado de salud, se le colocó un collar transmisor que permitirá al equipo poder evaluar su desempeño y además conocer más de esta especie.
Al respecto, Paula González Ciccia, directora de Conservación, Educación e investigación de Fundación Temaikèn, contó: “Con ese dispositivo, vamos a asegurarnos la supervivencia del animal una vez que sea reinsertado en la naturaleza para ir siguiendo todos los puntos en los que se desplace. Para nosotros es fundamental saber si la rehabilitación sanitaria y comportamental fue exitosa y ver por dónde se desplaza en la naturaleza”.
El collar tiene una batería que dura aproximadamente 18 meses y permite programar una fecha donde automáticamente el dispositivo se desprenderá del cuello del animal. “En el caso de que comience la época reproductiva, a través de la información que nos brinde el collar vamos poder identificar si hay otros individuos y si tiene posibilidad de emparentamiento. Esto nos permite aprender mucho más no solo de este individuo sino también de la biología, ecología y comportamiento de la especie”, afirmó González Ciccia. Y enfatizó: “La idea es poner esta información a disposición de la conservación del aguará guazú, que hoy tanto se necesita”.
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