Los seres humanos tendemos a creer que somos los únicos animales capaces de hacer muchas cosas. Sin embargo, a veces la naturaleza nos sorprende. Por ejemplo, podríamos pensar que somos los únicos con sentido del ritmo. Pero no. Los lémures cantantes de Madagascar, en peligro crítico de extinción, Indri indri, tienen una capacidad natural para mantener el ritmo, al igual que los humanos, concluyó una investigación publicada en la revista Current Biology.
Estos primates en blanco y negro tienen el peso de un perro pequeño y parecen un cruce entre un gato y un koala. Y suenan, dependiendo de a quién le preguntes, como el chillido de un globo que libera aire rápidamente. Andrea Ravignani, biólogo cognitivo del Instituto Max Planck de Psicolingüística en los Países Bajos, no está de acuerdo con la parte del globo. “Cada disciplina científica tiene su concepto de belleza, pero creo que sus vocalizaciones son hermosas”, dijo. “Y también bastante complejas”.
El doctor Ravignani y sus colegas investigaron esa complejidad y descubrieron que, aunque el último ancestro común entre los humanos y los indris vivió hace más de 77 millones de años, somos más similares de lo que pensamos, al menos cuando se trata de cantar. El equipo de investigadores del Instituto Max Planck de Psicolingüística y la Universidad de Turín estudió las canciones de indri en las selvas tropicales del país insular y descubrió que las extrañas y lamentosas canciones de los lémures tienen los mismos tipos de ritmos universales y categóricos que se encuentran en las culturas musicales humanas.
El canto y el ritmo de otros animales han intrigado a los científicos durante décadas, en parte porque pueden darnos una idea de nuestra propia evolución. “Podemos inferir cosas sobre cuándo y cómo adquirimos ciertos aspectos clave de la musicalidad, como nuestra capacidad para movernos al ritmo o coordinar nuestro tono con el de otros”, dijo en diálogo con The New York Times, Aniruddh Patel, quien no participó en el estudio pero cuya investigación en la Universidad de Tufts se centra en la cognición musical en humanos y otras especies. ”Solo unas pocas especies de primates cantan, por lo que son recursos preciosos en nuestra búsqueda de los orígenes evolutivos de la musicalidad humana”, aseveró Patel.
Los investigadores grabaron canciones de 20 grupos indri (39 animales en total) durante más de 12 años y buscaron en esas canciones características rítmicas que se encuentran en la música humana. Descubrieron dos ejemplos de ritmo humano en las canciones de lémur: un ritmo 1:1, en el que los intervalos entre dos sonidos tienen la misma duración, y un ritmo 1:2, en el que el segundo intervalo es dos veces más largo que el primero. También notaron una disminución gradual en el tempo, una característica común en la música humana llamada “ritardando”.
Esta es la primera vez que se identifican estos ritmos categóricos en un mamífero no humano. Los hallazgos sugieren que los lémures tienen un sentido del latido, el pulso repetitivo que nos permite movernos al compás de la música. “Cuando escuchas una pieza musical y la bailas, básicamente estás procesando este complejo flujo de sonidos, extrayendo algunas regularidades de él y luego prediciendo lo que vendrá después”, explicó Ravignani. “Si un indri tuviera algún tipo de metrónomo en la cabeza que diga ‘tac, tac, tac’, entonces probablemente produciría lo que vemos. Está tan cerca de la música humana, es bastante asombroso“.
No está claro si esta superposición musical entre humanos e indris es un caso de ascendencia común o evolución convergente, donde nuestras habilidades rítmicas evolucionaron de forma independiente. Los investigadores sospechan que es una combinación de los dos. “Es fácil sugerir que las categorías rítmicas pueden haber seguido la misma trayectoria evolutiva en especies cantantes como pájaros cantores, indris y humanos”, advirtió Chiara De Gregorio, investigadora de la Universidad de Turín y coautora del estudio. “Pero no podemos descartar que la música humana no sea verdaderamente nueva, sino que posea propiedades musicales intrínsecas que están más profundamente arraigadas en el linaje de los primates de lo que se pensaba”.
Explorar nuestras similitudes con indris está ayudando a desmitificar los orígenes evolutivos de la música humana, pero también está atrayendo la atención que tanto necesitan estos lémures que son de una importancia cultural increíble para el pueblo malgache.
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