Desde que el cachorro nace reconoce a su madre como el primer líder en su vida y es ella la que lo educa al modo de miembro cooperativo dentro del grupo al que pertenece.
En el destete formal, el cachorro pasa a seguir las indicaciones del líder de su manada. En la naturaleza, el líder de una manada nace, no se hace.
Los líderes de las manadas son aquellos que nacen con niveles de energía muy altos, de temperamento dominante y firme. Recordemos que el temperamento es la parte innata del comportamiento.
En el perro el papel de líder lo debemos desempeñar nosotros teniendo en cuenta los diferentes factores o recursos por los que lucha un perro (un lobo disfrazado): alimento, agua, pareja, lecho, individuo socialmente favorito y juguete. Del mismo modo pujan los lobos por sus recursos, a excepción de los juguetes ya que los lobos no conservan comportamientos infantiles en la vida adulta.
En ellos el orden del rango se establece y se mantiene por medio de una serie de peleas ritualizadas y de posturas que funcionan como una intimidación ritual.
Los lobos prefieren una guerra ritualizada al combate real y el rango se basa más en la personalidad o actitud que en el tamaño o en la fuerza aplicada.
Todo esto sirve para elegir un perro. A la hora de elegir un perro para adoptar es útil tener en cuenta sin nos muestra dominancia o sumisión. De esta elección dependerá una parte muy importante del futuro de la convivencia.
Es fundamental conocerse a uno mismo y saber si uno será capaz de demostrarle, en idioma perro, un nivel de energía elevado y un poder dominante, definiéndose como líder de esta manada mixta humano perruna que está empezando a integrarse.
El lenguaje corporal nos dirá todo lo que necesitamos saber. De esta forma, los dominantes tienen mucha confianza y seguridad en ellos mismos y nos lo demuestran con su cabeza alerta, el pecho elevado, las orejas y la cola levantadas.
Los seguidores, los que no son dominantes, se muestran con la cabeza agachada, las orejas bajas, moviendo la cola, dándose vuelta frente al líder y enseñando la panza.
La mayoría de los perros han nacido para ser seguidores y no líderes, ya que ser líder implica la responsabilidad de la supervivencia del grupo, de buscar alimentos, agua, cobijo, de ordenar quien come primero, cuánto y cuándo etc.
La vida de los seguidores es más simple y llana, menos estresante, ya que es mucho más fácil vivir en el marco de las reglas fijadas por el líder. Muchas de esas pautas se deben aplicar a nuestro contacto y a la relación cotidiana con nuestro perro. Establezcamos claras jerarquías en nuestra manada familiar. Que quede claro en el lenguaje perro quien es el líder y quién no.
Esto no se logra con autoritarismo si no con mensajes claros y firmes con respecto a la comida, el lecho, los ritmos y las reglas de convivencia.
Identifiquemos que tipo de perro tenemos en casa: ¿dominante? ¿Sumiso? ¿Tímido y garronero?
Recordemos que la lucha por la supervivencia en los perros se lleva a cabo en pos de: alimento, agua, pareja, individuo favorito, lugar de descanso y juguete.
Conocer estas pautas facilita cualquier proceso de enseñanza y de convivencia.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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