Desde tiempos inmemoriales, el ser humano ha tratado de establecer cuáles son diferencias conceptuales entre el animal y el hombre.
Los ladrillos que nos construyen son parecidos, pero la diferencia está en cómo ponemos esos ladrillos, en donde ponemos las aberturas y en qué tipo de techo le hacemos a la casa. Pero todos tenemos ladrillos parecidos, aberturas y techo. Entonces, ¿en qué nos diferenciamos de los animales?
Las diferencias entre los animales y el hombre son puntuales y altamente controvertidas con el devenir de las investigaciones más recientes.
Quizás la capacidad de la palabra articulada es una de las diferencias más sustanciales e incontrastables que existen entre los animales y el hombre. Los animales son capaces de tener su propio lenguaje mezclando el lenguaje corporal con algunos sonidos, pero lo que no pueden es articular palabra con significado diferencial, por lo menos a la luz de las herramientas que aporta el conocimiento actual.
Nosotros articulamos palabras, frases, oraciones, párrafos, textos, conceptos e inclusive somos capaces de transmitirlos de generación en generación a través de la escritura, y con la revolución informática y de los medios, a través de cualquier soporte que permita perdurar en el tiempo.
La palabra articulada quedaría reservada al ser humano, por algunas características hasta anatómicas particulares como son la posición de la laringe y la existencia de una complejidad particular del cerebro humano que es lo que le permite la rápida articulación de conceptos en la palabra.
Relacionada con la palabra articulada está lo que llamamos capacidad de abstracción. La capacidad de abstracción es la cualidad que nos permite pensar por ejemplo en la fe sin ver una imagen de una iglesia y pensar en la esperanza, sin pensar en el color verde, es la misma razón que nos permite saber cuál es el concepto de la palabra “de” que indica posesión sin necesidad de imagina algo corpóreo y tangible a la hora de expresarnos. A esto lo llamamos capacidad de abstracción.
Actualmente se admite cada vez con más certeza que los animales poseen esta capacidad y hoy no se la define como una diferencia absoluta. Aun así, se supone que la capacidad de abstracción de los animales, aunque existente, es mucho más limitada que la del ser humano.
La tercera diferencia importante que tienen los animales y el hombre, es la noción de futuro consciente. En los últimos tiempos también esta cualidad ha sido ampliamente discutida ya que muchos animales son capaces de “predecir” o “prever” lo que pasará en un futuro cercano en función de actitudes actuales de los individuos de su entorno.
No obstante, cuando un mono se va a dormir a la noche en la selva y se refugia en un árbol, lo hace porque tiene miedo y sabe que esa es una situación de absoluta vulnerabilidad, pero no sabe que al otro día va a amanecer y que así repetirá una circunstancia.
El hombre sabe que al otro día amanecerá, que diciembre será el mes en que exista la Navidad y que probablemente en el hemisferio sur se vaya de vacaciones en el verano, que transcurrirá entre parte de diciembre, enero, febrero y parte de marzo.
Esta noción pareciera ser que los animales no la tienen y aunque tienen memoria, conocen el pasado y obviamente tienen presente, no podrían proyectar conscientemente el futuro.
Hasta aquí las diferencias que a veces, las más de ellas nos igualan y no nos diferencian a nuestros hermanos los animales sintientes, sufrientes y sensibles.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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