Hay un dicho que afirma: “Se puede sacar al gato de la jungla, pero no se puede sacar a la jungla del gato”. Todos los que tienen o han tenido gatos saben que es así. Significa que si bien los gatos de hoy han sufrido un proceso de domesticación a través de milenios a partir de sus ancestros salvajes, llevan aún bien arraigadas muchas conductas de sus antecesores.
Por ejemplo, el gato doméstico no ha olvidado que sus antecesores salvajes, eran feroces predadores, pero a la vez presa vulnerable frente a otros predadores. Como mecanismo de supervivencia aprendieron muy bien a esconder los signos que pudieran mostrarlos débiles o enfermos frente a ellos. Y nuestros gatos domésticos hacen exactamente lo mismo: esconden el malestar y el dolor.
“El primer indicador de malestar y dolor en el gato es el cambio de comportamiento”, dice a Infobae María Teresa Chaher, presidente de la Asociación Argentina de Medicina Felina, AAMeFe.
“Por eso es tan importante que las personas, que son quienes mejor conocen a su gato, estén atentos a los cambios más sutiles de conducta para poder detectar un problema precozmente. Si bien los veterinarios estamos entrenados para evaluar la salud felina, nos es de mucha ayuda todo lo que cada persona pueda aportarnos en cuanto a patrones de conducta anormales que puedan estar relacionados con enfermedad física (actitud, nivel de energía, marcha, apetito, sed, patrón de sueño, etc.). Hasta el cambio de conducta más sutil podría estar indicando enfermedad”, agrega la especialista.
Los cambios de conducta principales a los que debe estar atento son:
-Disminución del apetito o desinterés en la comida
-Comer más o beber más de lo habitual
-Apatía
-Aislarse o esconderse
-Disminución en la actividad, no juega como de costumbre, no sube ni baja escaleras
-Duerme más de lo habitual
-Vacilación al querer saltar
-Disminución de la tolerancia al ejercicio
-Dificultad en ponerse de pie o caminar
-Disminución en el acicalamiento (se suele manifestar a través de un manto desprolijo o deslucido)
-Aumento en el acicalamiento o lamido de un área en particular
-Sensibilidad o vocalización al acariciarlo
-Agresión en un entorno amigable
-Vocalización atípica o excesiva
-Dificultad o vocalización al hacer sus necesidades
-Micción o defecación fuera de su bandeja sanitaria
-Conductas inusuales: cualquier cambio en el estado de ánimo, en el temperamento o en la conducta hacia las personas o animales que le son familiares
“Conforme avanza la enfermedad pueden empezar a manifestarse signos clínicos más evidentes, pero es importante que tenga en cuenta que los signos de enfermedad más precoces son los cambios de conducta, y Usted mejor que nadie está capacitado para detectarlos”, agregó la especialista quien recomienda siempre visitar al veterinario y nunca administrar medicamentos que no hayan sido estrictamente recetados.
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