Son denominadas “ingenieras de los ecosistemas” porque se caracterizan por fertilizar los océanos y distribuir nutrientes a través de ellos, lo cual resulta fundamental para la vida marina.
Con una longitud promedio de 15 metros, las hembras son más grandes que los machos, llegan a pesar entre 30 y 50 toneladas en su adultez y son los mamíferos más grandes que viven en el Mar Argentino. Las costas argentinas se constituyen como la zona de mayor cría del hemisferio sur.
Se dice que su peso equivale al de 7 elefantes y su longitud a un colectivo y medio de larga distancia. Sin embargo, se trata de animales tranquilos, solitarios y curiosos, que en lugar de dientes tienen barbas. Cuando va en busca de su alimento, abre su boca y avanza, y la comida queda atrapada en su barba. Se alimenta de peces pequeños y crustáceos. Vive entre 50 y 100 años, sus embarazos duran 12 meses y forma lazos fuertes con sus crías: las amamantan durante el primer año de vida y durante los siguientes 12 meses las ayudan a lograr manejarse por su cuenta.
Para reproducirse, viaja hasta aguas tranquilas y seguras, como los golfos de la Península Valdés. Luego, migra nuevamente y vuelve hacia donde nació. Durante los primeros meses de vida, sus crías pueden aumentar hasta 150 kilos por día.
Si bien estas ballenas viven en el Hemisferio Sur, no se quedan quietas y son consideradas como animales migratorios. Esto se debe a sus viajes con fines reproductivos y a que también viajan para buscar alimento: realizan recorridos de miles de kilómetros todos los años.
Según el Instituto de Conservación de Ballenas, la ballena Franca Austral llega todos los años a las costas de la Patagonia Argentina en su la época de reproducción y amamantamiento: “Mientras está cerca de nuestras costas, entre mayo y diciembre, la Ballena Franca Austral es un gran atractivo turístico. Además, los científicos aprovechan para estudiarla, y aprender sobre ella en su gran hogar, el océano”.
¿En peligro de extinción?
En septiembre de 1984, la ballena Franca Austral fue declarada como Monumento Natural Nacional y eso cambió el rumbo de su historia, debido a que deben ser protegidas no no solo las aguas en las que residen sino también en las miles de kilómetros que recorren durante sus migraciones. De alguna manera, se las ha llegado a considerar como “parques nacionales ambulantes”.
Según Greenpeace, “fue cazada y llevada prácticamente al borde de la extinción, pero luego de la prohibición, las poblaciones se han ido recuperando lentamente (6% – 7% anual)”. Sin embargo, aseguran que hoy en día la especie se encuentra amenazada por el desarrollo de proyecto para la explotación de petróleo: “La exploración sísmica, que se realiza para obtener mayor información de las zonas en las que se realizará la exploración offshore, genera bombardeos acústicos constantes que provocan afecciones en los cetáceos. Como resultado, las ballenas se estresan, deben cambiar de hábitats para apareamiento o de alimentación para evadir el ruido, sufren lesiones masivas, muerte por ahogamiento y varamiento”.
En esta línea, la organización pide “no solo frenar el avance de estos proyectos por cuestiones climáticas, sino también para proteger a nuestra rica biodiversidad marina” y asegura que “La salud de los océanos depende de ello”.
Además de estar protegida a nivel nacional, lo está por la Comisión Ballenera Internacional y la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna (CITES).
Algunos datos de las ballenas francas australes, según el Instituto de Conservación de Ballenas:
- Tiene sólo unos pocos pelos, en los labios y la parte equivalente a nuestro mentón.
- Las callosidades están en los mismos lugares de la cara en donde nosotros tenemos pelos como los bigotes, la barba y las cejas.
- Dentro de su boca hay 450 barbas, de hasta 2.5 metros de largo, que están hechas de queratina, el mismo material que forma nuestros pelos y las uñas.
- La capa de grasa puede tener hasta medio metro de espesor, por ejemplo, en el “rollo” del cuello (detrás de los orificios nasales).
- A pesar de ser un animal tan grande, se alimenta de otros muy pequeños: un diminuto camarón llamado krill y de copépodos.
- Por día puede comer hasta 2 toneladas de alimento.
- Los adultos pesan de 30 a 50 toneladas.
- Las crías miden de 3 a 5 metros al nacer y pesan de 2 a 3 toneladas. En las primeras semanas de vida pueden aumentar hasta 150 kg por día.
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