Los escarabajos ya cultivaban hongos de la ambrosía para alimentarse hace más de 100 millones de años, mucho antes de lo que se creía hasta ahora, según un estudio de la Universidad de Barcelona (UB), que certifica que estos insectos podrían ser los primeros agricultores en la Tierra.
Los escarabajos agujerean troncos de árbol para hacer una galería en la madera que proteja su puesta, y a medida que excavan el túnel, dispersan esporas de hongos de la ambrosía que alimentarán las larvas.
Cuando perforan otro árbol, los escarabajos adultos son vectores de transmisión de las esporas del hongo hacia un nuevo hábitat, un mutualismo entre insectos y hongos de la ambrosía que podría tener más de cien millones de años de antigüedad, según una nueva investigación, que publicó la revista ‘Biological Reviews’.
El trabajo analizó por primera vez la relación simbiótica y la coevolución entre escarabajos y hongos de la ambrosía desde una perspectiva paleontológica mediante el registro fósil del Cretáceo de estos grupos biológicos.
Los autores del estudio son David Peris y Xavier Delclòs, de la Facultad de Ciencias de la Tierra y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad de la UB (IRBio), y Bjarte Jordalen, de la Universidad de Bergen (Noruega).
Los investigadores destacaron que algunas termitas, hormigas y cucarachas han desarrollado la capacidad de cultivar hongos para poder alimentarse desde hace millones de años, en una estrategia evolutiva análoga a la actividad agrícola de los humanos desde la revolución neolítica.
Actualmente, el mutualismo entre escarabajos y hongos simbióticos de la ambrosía es la causa de plagas en bosques y cultivos que generan graves pérdidas ecológicas y económicas, “pero todavía no se conocen bien los factores ecológicos que originaron esta estrategia alimentaria, ni cómo se transformó en una relación simbiótica con dependencia obligada”, según David Peris.
Hasta ahora, los estudios filogenéticos sugerían que la fungicultura de los escarabajos se había iniciado hace más de cincuenta millones de años -mucho antes que en los otros insectos- e incluso algunos estudios la databan hace unos 86 millones de años.
“Es probable que la relación simbiótica entre hongos y cucarachas se haya originado hace más de cien millones de años, durante el Cretáceo inferior, en grupos de cucarachas que habían pasado desapercibidos hasta ahora”, ha explicado Peris.
Los expertos analizaron varios especímenes de los grupos biológicos capturados en ámbar del Cretáceo de todo el mundo y vieron que el origen de los hongos de ambrosía es más antiguo que los principales grupos de escarabajos de las subfamilias Scolytinae y Platypodinae -familia Curculionidae- que hoy en día cultivan hongos en los troncos de los árboles.
“Esto indica que estos hongos empleaban algún otro grupo de insectos para dispersarse hace millones de años. Además, otros grupos de escarabajos con un comportamiento similar a los escarabajos de ambrosía presentan un abundante registro fósil más antiguo que coincidiría con la aparición de los hongos de ambrosía”, según Peris.
Según los investigadores, durante el Cretáceo, la abundancia de hongos y cucarachas perforadoras de la madera propició una domesticación inicial de algunos grupos de hongos.
Inicialmente, las esporas fúngicas eran transportadas accidentalmente de árbol a árbol por los escarabajos barrenadores “hasta que esta asociación mutuamente beneficiosa evolucionó hacia una simbiosis más íntima en la que los hongos eran transportados hacia un árbol, los micelios fúngicos crecían y las larvas de los escarabajos se nutrían del hongo”, según concluyó el estudio.
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