Los canguros pueden aprender a comunicarse con los humanos igual que los perros domesticados, usando su mirada para “señalar” y pedir ayuda, dijeron investigadores en un estudio publicado recientemente.
El análisis involucró a 11 canguros que vivían en cautiverio, pero no habían sido domesticados. Diez de los 11 marsupiales miraron intencionadamente a los investigadores cuando no pudieron abrir una caja con comida, según el informe. Nueve miraba alternadamente al humano y al contenedor, como una forma de señalar o gesticular hacia el objeto.
“Interpretamos esto como una forma deliberada de comunicación, un pedido de ayuda”, dijo Alan McElligott, el investigador irlandés que lideró el estudio, a Reuters en una llamada desde Hong Kong.
“En realidad, no se espera que las especies salvajes se comporten como esos sujetos y por eso es sorprendente”, agregó.
Los hallazgos desafían la noción de que solo los animales domesticados como los perros, caballos o cabras se comunican con los humanos y sugieren que muchos más animales podrían comprender cómo transmitir sentido a los humanos, según el documento.
“Anteriormente pensábamos que solo los animales domesticados tratan de pedir ayuda con un problema. Pero los canguros también lo hacen”, concluyó la coinvestigadora Alexandra Green, de la Universidad de Sídney.
“Es más probable que sea un comportamiento aprendido cuando el entorno es el adecuado”, concluyó.
El canguro trepador existió
Científicos descubrieron un canguro extinto que se adaptó para trepar mediante la poderosa aducción de las extremidades anteriores y posteriores, agarrando manos y garras fuertemente curvadas.
La investigación, realizada por la doctora Natalie Warburton de la Universidad de Murdoch y el profesor Gavin Prideaux de la Universidad de Flinders, también encontró que la nueva especie se diferenciaba de todos los demás canguros por poseer un bolsillo muy inusual dentro de la nariz.
“Los especímenes que analizamos, incluidos varios esqueletos craneales y dos casi completos, sugieren que esta especie de canguro treparía y ‘se movería lentamente’ a través de los árboles”, dijo Warburton en un comunicado.
“Al emprender un minucioso proceso de identificación y descripción de los detalles anatómicos de cada hueso que se recuperó de los esqueletos, hemos podido revelar que esta especie de ualabí extinto se adaptó para trepar a los árboles con el fin de buscar material vegetal no disponible para los animales que están atrapados en el suelo. Esto proporciona una interpretación completamente nueva de la biología de la especie”.
Los esqueletos estudiados procedían de las cuevas Nullarbor Plain Thylacoleo y Mammoth Cave de Australia Occidental. Fueron descubiertos en 2002 y 2003 por los espeleólogos de WA Paul Devine y Eve Taylor.
“A pesar de ser supuestamente un experto en canguros fósiles, me tomó la mayor parte de ese tiempo darme cuenta de que estos dos esqueletos pertenecían a una especie descrita por primera vez décadas antes a partir de fragmentos de mandíbula de una cueva en el suroeste de Australia”, dijo el profesor Prideaux, codirector del Laboratorio de Paleontología de la Universidad Flinders en Adelaide, Australia del Sur.
“Las cuevas de Thylacoleo son famosas tanto por la conservación notablemente completa de los restos fósiles como por la información que brindan sobre el nivel inesperadamente alto de diversidad de grandes especies de marsupiales que habitaban lo que ahora es una llanura árida sin árboles.
Con información de Reuters y Europa Press
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