Cada 30 de agosto se celebra el Día Internacional del Puma, fecha creada con el objetivo de reconocer la importancia del cuidado y conservación de este gran felino, una especie que habita desde Alaska hasta la Patagonia.
El puma es el felino silvestre de mayor distribución en América. Se lo encuentra desde Alaska hasta el sur de la Patagonia continental de Argentina y Chile. Consecuentemente, el puma habita diversos ambientes desde desiertos hasta bosques tropicales, desde los altos Andes hasta las costas de los océanos Atlántico y Pacífico. El puma presenta dimorfismo sexual, siendo los machos mas grandes que las hembras. En la Patagonia argentina, los machos pueden pesar hasta 80 kilos, mientras que las hembras pesan entre 30 y 50 kilos.
En diálogo con Infobae, el doctor Emiliano Donadio, director científico de la Fundación Rewilding Argentina, organización creada para enfrentar y revertir la extinción de especies y la degradación ambiental resultante, recuperando la funcionalidad de los ecosistemas y fomentando el bienestar de las comunidades locales, explicó: “La dieta del puma es sumamente variada. Entre las presas nativas se alimenta de roedores de distintos tamaños, desde ratones de campo hasta vizcachas, armadillos, vicuñas, guanacos y aves como el ñandú petizo e incluso, en algunas áreas, consume pingüinos. También consume presas introducidas por el hombre desde otros continentes como por ejemplo la liebre europea”.
“En muchas regiones donde hombre eliminó a las presas nativas, el puma puede consumir ganado, especialmente chivos y ovejas, lo cual genera un conflicto con los productores. Este conflicto es particularmente intenso en la Patagonia argentina, donde el hombre ha intentado erradicar al puma durante décadas usando todo tipo de métodos incluyendo trampas, armas de fuego y veneno”, añadió.
Según el especialista, las campañas de erradicación de puma han sido frecuentemente apoyadas por los gobiernos nacionales y provinciales involucrando pagos por animal muerto con fondos provenientes de los impuestos que pagan todos los ciudadanos. Estas campañas de erradicación fueron un fracaso absoluto. La prueba está en que los estancieros continúan reclamando por pérdidas de animales que se atribuyen al puma.
Según el experto, actualmente existen métodos que pueden utilizarse para disminuir el conflicto con los ganaderos que no involucran la eliminación del puma. Para los pequeños productores un método que está dando resultados incluye el manejo del ganado con encierres de las ovejas y chivos durante la noche y la utilización de luces disuasivas y alambre eléctrico en los corrales de encierre.
Para pequeños y grandes productores la utilización de perros protectores también es un método con muy buenos resultados. La utilización de estos métodos permite la coexistencia entre el puma y el ganadero en áreas productivas y evitan el uso de métodos de erradicación del puma entre ellos el envenenamiento que han causado la muerte de miles de animales silvestres incluyendo otras especies que se alimentan de los animales que mueren envenenados como cóndores, peludos, zorros y zorrinos, entre otros.
“Es necesario que los gobiernos dejen de apoyar el exterminio de los pumas y apoyen la implementación de medidas como la de los perros protectores de ganado. La erradicación de grandes depredadores como el puma es éticamente inaceptable y ecológicamente contraproducente”, advirtió Donadio.
Los pumas son grandes depredadores que cumplen varias funciones importantes en los ecosistemas que habitan. Por ejemplo, los pumas pueden limitar el número o influir en el comportamiento de sus presas herbívoras, como guanacos y vicuñas, y como resultado de esto beneficiar a la vegetación. Además, los restos de las presas cazadas por el puma sirven de alimento para otras especies, particularmente aquellas que solo se alimentan de animales muertos, como el cóndor andino.
Por lo tanto, de acuerdo al biólogo, “la presencia del puma es importante para mantener poblaciones de cóndores. Más allá de los roles fundamentales que cumple en el ecosistema, el puma se está convirtiendo en una fuente alternativa de ingresos para las comunidades locales que están dirigiendo sus economías hacia formas más sustentables y amigables con la naturaleza. Por ejemplo, en el Parque Nacional Torres del Paine y estancias vecinas, se existe un turismo interesado por observar pumas en su ambiente natural”.
“Esta experiencia esta comenzando a replicarse en el Parque Patagonia, específicamente en el Portal Cañadón pinturas cerca de Perito Moreno en Santa Cruz, donde una experiencia piloto está siendo desarrollada con éxito para convertir al puma, y otra fauna nativa, en las principales atracciones de una economía basada en el disfrute de la naturaleza y la observación de animales salvajes nativos en su ambiente natural. La conservación del puma por lo tanto resulta en beneficios ecológicos y económicos además de terminar con prácticas ya primitivas, fallidas y éticamente inaceptables como la erradicación indiscriminada de depredadores nativos”, concluyó el director científico de Rewilding Argentina.
Fotos Fundación Rewilding Argentina
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