Un animal necesita tiempo y dedicación. Es un ser vivo para el que nuestra presencia, en todo sentido, es fundamental. Se trata de un ser sensible y suficiente. No es una cosa que se mueve por sí sola. Sus propias necesidades consumen tiempo y nosotros somos los tenedores responsables, los que las tenemos que satisfacerlas.
Más allá de eso, cómo impacta en nuestro cuerpo a la hora de adoptar a una mascota. El médico Marcelo Suárez (MN 73796) especialista en medicina interna y conductas saludables comparte con Infobae 7 claves:
1- Lo primero que tendríamos que valorar es el hecho de decidir ser responsables de cuidar a alguien, y esto no es menor, ya que nos ayuda a desarrollar esa actitud en el resto de nuestros actos. A establecer un vínculo afectivo saludable y de cuidado. A ser responsables con el prójimo.
2- Acariciar mascotas genera la secreción de hormonas del bienestar: serotonina, dopamina, oxitocina, endocannabinoides, todas sustancias que combaten el estrés, la depresión y el malestar.
3- Reduce la posibilidad de padecer alergias y mejora la inmunidad, a partir de la exposición desde temprana edad a gérmenes y alérgenos, preparando al organismo a resistirlos. Deducción hecha a partir del estudio y seguimiento de niños/as que fueron criados con y sin mascotas.
4- Nos expone a más movimiento y contacto con la naturaleza, ya sea por el hecho de sacarlos a pasear y también por el hecho de compartir momentos de juego y disfrute al aire libre con otra especie.
5- Ayudan a los niños/as a desarrollar su comunicación no verbal.
6- A partir de su desarrollado sentido del olfato y oído, pueden alertarnos del peligro y prevenir situaciones de riesgo.
7- Son una gran compañía y un lazo afectivo importante.
Por supuesto que todas éstas ventajas se pierden cuando esa mascota elegida no es la adecuada, por ser salvaje y/o por no estar previamente evaluada por un veterinario, para tal fin; ya que, en esos casos, sería contraproducente desde todo punto de vista.
“Elijan la mascota que elijan, sepan que el único amor incondicional que existe es el del perro, y los que los tenemos, sabemos de qué se trata”, agrega el especialista.
La primera pregunta debería ser: ¿quiero verdaderamente tener un animal de compañía? Esta es la premisa fundamental ya que de las ganas surge el empeño, la dedicación, el conocimiento y el amor para cuidarlo en el tiempo. No siempre el animal llega al hogar en el momento deseado.
Los perros deben realizar paseos diarios, necesitan explorar, “chusmear” a sus vecinos perros, además descargan de esa forma la energía cinética contenida como consecuencia de habitar espacios reducidos y su consecuente falta de ejercicio y distracción.
Los perros y los gatos necesitan afecto y juego. En suma tiempo nuestro dedicado a ellos.
¿Puedo tenerlo donde vivo?
Es necesario tener el espacio suficiente para que el animal manifieste su conducta natural sin problemas. ¿Tengo el espacio suficiente para la mascota elegida? Esa es la pregunta que permitirá saber el tipo de animal a elegir.
SEGUIR LEYENDO: