Las serpientes de cascabel usan su característico sonido para avisar de su presencia, pero además lo hacen de manera que las posibles amenazas crean que en realidad están más cerca, lo que da al reptil un margen de seguridad.
Cuando una posible amenaza se acerca, la serpiente acelera el cascabeleo de su cola de manera brusca, pasando a un modo de alta frecuencia, lo que engaña al oyente, incluidos los humanos, señala un estudio que publicó este jueves Current Biology, publicación de la revista científica Cell Press.
El sonido que produce la serpiente de cascabel ha sido interpretado como una simple señal acústica para advertir de su presencia, pero “es en realidad un señal de comunicación entre especies mucho más intrincada”, según el autor principal del estudio, Boris Chagnaud de la Universidad Karl-Faranzens (Austria).
Que aumente de forma repentina su sonido a una alta frecuencia actúa “como una señal inteligente que engaña al oyente sobre su distancia real a la fuente de sonido. La interpretación errónea de la distancia por parte del oyente crea así un margen de seguridad de distancia”.
Chagnaud y su equipo realizaron experimentos en los que usaban objetos -entre ellos un torso de aspecto humano- que parecían aproximarse a las serpientes.
El sonido emitido por el cascabel del reptil aumentaba hasta 40 hercios a medida que se acercaba la supuesta amenaza y bruscamente pasaba a un rango mayor de entre 60 y 100 Hz.
El siguiente paso fue crear un escenario de realidad virtual para comprobar cómo percibían once personas ese cambio en el cascabeleo de la serpiente.
A medida que los humanos se acercaban la serpiente aumentaba el ritmo del cascabel, que saltaba de manera súbita hasta los 70 hercios cuando la distancia virtual era de cuatro metros. Sin embargo, las personas estimaron que el animal estaba a solo un metro de ellas.
“Las serpientes no se limitan a sonar para anunciar su presencia, sino que han desarrollado una solución innovadora: un avisador acústico de distancia similar al que incorporan los coches al conducir hacia atrás”, precisó Chagnaud.
El cascabeleo de las serpientes evolucionó con “la percepción auditiva de los mamíferos por ensayo y error, dejando a las serpientes más capacitadas para evitar ser pisadas”.
Pasión por las serpientes en Nicaragua
Según el relato bíblico, la serpiente quedó maldita tras tentar a Adán y Eva. Pero, para Alberto, estos reptiles son una bendición: las cría, vende y ofrece como modelos de fotos para humanos que buscan experiencias “extremas” en Nicaragua. Alberto Delgadillo, un veterinario de 26 años posee una “colección” de más de 30 reptiles.
La estrella de su escuadrón es una pitón albina (Malayopython reticulatus) de dos metros, originaria de Asia. Llegó a sus manos porque su propietario tuvo que dejar el país.Mientras Alberto habla, juguetea con una boa entre sus manos. La acaricia, le habla y besa. Asegura que hay muchos mitos y estigmas sobre estos animales, pero que no son malos. Y aunque reconoce que ha tenido varias mordeduras, dice que “son gajes del oficio”.
”Para que este animal pueda ser manipulado necesita nacer en cautiverio, bajo el cuidado del humano. Estos animales están acostumbrados, desde que nacen, a la manipulación, a la alimentación” y ya no identifican a las personas como algo peligroso”, opinó Alberto.
Para alimentar a sus mascotas, Alberto tiene su propio criadero de ratones blancos, parte de la dieta de estos reptiles. Más allá de perros y gatos, su tienda de mascotas, dentro de su casa en el barrio El Tambor, en Matagalpa, 127 km al norte de Managua, es motivo de miradas curiosas de vecinos y amigos que, según él, consideran que “está loco” o que tiene pacto con el diablo. El mercado de este tipo de reptiles es nuevo y poco explorado. “Son animales que podemos tener en un ambiente controlado sin recurrir a tanta atención como ocurre con los perros, gatos o conejos”, acota Delgadillo.
Posee especies como la boa común (“Boa imperator”), falso coral (“Lampropeltis adnormal”), víbora de tamagas (“Porthidium ophryomegas”) , bejuquilla verde (“Oxibellis fulgidus”), culebra mica (“Spillotes pullatus”), víbora de cascabel (“Crotalus durissus terrificus”) y pitón bola (“Pyton regius”). Cada una en sus respectivas urnas.Criticado por animalistas al tener animales en cautiverio, él dice que nadie se preocupa específicamente por los reptiles.
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